Max

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«No te harás imagen —decía—. No te inclinarás a ellas —continuaba—, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen.»
La edad de la penumbra: Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico
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