No pienses en un elefante: Lenguaje y debate político (ATALAYA) (Spanish Edition)

by George Lakoff

El modelo del padre estricto da por hecho que el mundo es y siempre será peligroso y difícil, y que los niños nacen malos y hay que convertirlos en buenos. El padre estricto es la autoridad moral que tiene que alimentar y defender a la familia, decir a su mujer qué debe hacer y enseñar a sus hijos a distinguir el bien del mal. La única manera de lograrlo es mediante castigos dolorosos, una disciplina física que en la edad adulta evolucionará a una disciplina interna. La moral y la supervivencia surgen juntas de dicha disciplina, que consiste en obedecer los preceptos morales y perseguir el interés propio para ser autosuficiente. La gente buena es la gente disciplinada. Una vez crecen, los hijos independientes y disciplinados tienen que arreglárselas solos, y el padre no se inmiscuirá en sus vidas. A los hijos que sigan siendo dependientes (malcriados, demasiado caprichosos o recalcitrantes) se les someterá a más disciplina o se les cortará todo tipo de apoyo para que se enfrenten a la disciplina del mundo exterior. Si proyectamos esto a la esfera de la nación, nos encontramos con la política de la derecha radical que se conoce erróneamente como «conservadora». Los buenos ciudadanos son los disciplinados, es decir, aquellos que ya se han enriquecido o que al menos son autosuficientes, y los que están en proceso de lograrlo. Los programas sociales «malcrían» a las personas, ya que les dan cosas que no se han ganado y las mantienen en situación de dependencia. Por lo tanto so...