más ricos (más disciplinados y morales) a enviar a sus hijos a colegios privados o religiosos que enseñan valores conservadores e imponen la debida disciplina. Los cheques que se entregaran a la gente más pobre (menos disciplinada y que no los merece) no bastarían para permitir que sus hijos accedieran a las mejores escuelas privadas y religiosas. Así, los colegios acabarían reflejando la división natural de la riqueza en la sociedad. Naturalmente, los alumnos que mostraran una disciplina y un talento excepcionales deberían recibir becas para entrar en los mejores colegios. Esto ayudaría a
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