Como decía un amigo mío, «el sentimiento de que tengo algo de malo es un gas invisible y tóxico que estoy respirando constantemente». Cuando vemos nuestras vidas a través de estos anteojos de la deficiencia personal, estamos recluidos en lo que yo llamo «el trance de la falta de valía». Atrapados en este trance, somos incapaces de percibir la realidad de quienes somos verdaderamente. En un retiro que dirigía yo, una estudiante de meditación me contó una experiencia que había vivido y que le había hecho consciente de la tragedia de vivir en un trance. Marilyn había pasado muchas horas junto al
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