Esto supone que la tasa natural de crecimiento de la industria alimentaria se sitúa alrededor del 1 por ciento al año, puesto que la tasa de crecimiento anual de la población de Estados Unidos es del 1 por ciento. El problema es que ese 1 por ciento nunca satisfará a Wall Street, que demanda como mínimo un 10 por ciento de rendimiento sobre su capital.