El gobierno no firma subvenciones para los cultivadores de hierba. Los cultivadores de hierba, que gastan poco en pesticidas y fertilizantes (nada, en el caso de Joel Salatin), no hacen mucho por apoyar el agronegocio, la industria farmacéutica o la petrolífera. Un excedente de hierba no aporta nada al poder de una nación o a su balanza de pagos. La hierba no es una mercancía. Lo que cultivan los granjeros que se dedican a la hierba no puede acumularse, canjearse, transportarse ni almacenarse con facilidad, al menos no por mucho tiempo. Su calidad es muy variable, difiere de región a región,
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