El pastoreo insuficiente puede ser casi tan destructivo para el pasto como el excesivo, puesto que da lugar a hierbas leñosas que van envejeciendo y a una pérdida de productividad. Pero en su justa medida —el número óptimo de cabezas de ganado pastando en el momento óptimo para aprovechar el pico de crecimiento—, el pastoreo produce enormes cantidades de hierba y al mismo tiempo mejora la calidad de la tierra.