si los seis millones y medio de hectáreas que ahora se destinan al cultivo de maíz para alimentar a las vacas de Estados Unidos se convirtiesen en pastos adecuadamente gestionados, se eliminarían de la atmósfera 6.300 millones de kilos de carbono al año, el equivalente a retirar de las carreteras cuatro millones de coches. Rara vez nos fijamos en el papel que la agricultura desempeña en el calentamiento global, pero hasta un tercio de todos los gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por culpa de la actividad humana pueden atribuirse a la sierra y al arado.