La etiqueta de «orgánico certificado» nos cuenta una pequeña historia acerca de cómo se produjo ese alimento, y proporciona al consumidor un medio para responder al granjero con otro mensaje: si valora los tomates producidos sin pesticidas nocivos o si prefiere alimentar a sus hijos con leche de vacas a las que no se les han inyectado hormonas de crecimiento.