los refinadores fueron capaces de producir edulcorantes cada vez más dulces a partir del maíz. Pero ninguno de ellos era tan dulce como el azúcar (o, de modo más preciso, la sacarosa). Este umbral no se cruzó hasta finales de los sesenta, cuando los químicos japoneses «rompieron la barrera de la dulzura», tal como se dice en la historia oficial del edulcorante de maíz alto en fructosa de la Asociación de Refinadores de Maíz. Descubrieron que una enzima denominada «glucosa isomerasa» podía transformar la glucosa en una molécula de azúcar mucho más dulce llamada «fructosa». Para 1970 el proceso
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