Juan Monsalve

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La respuesta a esas cuatro preguntas es un (casi) rotundo sí. Durante la producción de las plantas y los animales que constituyeron mi comida ningún pesticida alcanzó el torrente sanguíneo de los operarios agrícolas, no hubo filtraciones de nitrógeno ni de hormonas de crecimiento a las cuencas fluviales no se contaminaron los suelos, no se despilfarraron antibióticos ni se firmó subvención alguna.
El dilema del omnívoro: En busca de la alimentación perfecta
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