A veces, en los dormitorios o salas de estar, adultos y niños tienen tableros en los que clavan trozos de papel: cartas, fotografías instantáneas, reproducciones de cuadros, recortes de periódico, dibujos originales o postales. Todas las imágenes de cada tablero pertenecen al mismo lenguaje y todas son más o menos iguales porque han sido elegidas de un modo muy personal para ajustarse y expresar la experiencia del habitante de la habitación. Lógicamente, estos tableros deberían reemplazar a los museos.

