Lo que Ulo te cuenta es inhumano. Tenlo por seguro; cuando yo vuelvo a casa, todavía soy capaz de tomar café contigo, de escuchar el canto de los pájaros, de pasear un poquito, de cambiar unas palabras con los vecinos y de contemplar tranquilamente el ocaso de la luz. ¡Eso es vida!»

