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inscripción: LO QUE DAMOS A LOS POBRES ES LO QUE NOS LLEVAMOS CON NOSOTROS CUANDO MORIMOS.
Como el destello maldito y fugaz de las explosiones solares que solo se graban vagamente en los ojos de los ciegos, el comienzo del horror pasó casi inadvertido.
La casa era alquilada. Acogedora. Hermética.
Y, sin embargo, Chris sabía que ese comportamiento no era propio de Regan. La niña era de talante tímido y reservado. Entonces ¿quién era el bromista?
Chris se durmió. Y soñó con la muerte, con todos sus asombrosos detalles, con una muerte como si aún no se hubiera oído hablar de ella mientras algo sonaba, mientras
Sin embargo, era Howard quien lo había querido. Largas separaciones. El ego afectado del marido de una estrella. Había conocido a otra mujer. Regan no lo sabía.
Por ellos, él había huido en busca del amor. Ahora el amor se había enfriado.
Había mal en el mundo. Y buena parte de ese mal provenía de la duda, de una confusión de verdad entre los hombres de buena voluntad.
—Pero si todo el mal del mundo le hace pensar que puede existir el demonio, ¿cómo explica usted todo el bien que hay en el mundo?