De acuerdo con estas pautas apreciamos la Ilíada, las comedias de Aristófanes, el Arte de la Fuga, Middlemarch, las pinturas de Rembrandt, Chartres, la poesía de Donne, la Divina Comedia, los cuartetos de Beethoven y —entre los individuos— a Sócrates, Jesús, san Francisco, Napoleón, Savonarola. En resumen, el panteón de la gran cultura: verdad, belleza y seriedad.

