More on this book
Kindle Notes & Highlights
by
Ana Ibáñez
Si quieres que tu cerebro cambie y mejore, lo primero que necesitas es ilusionarlo y convencerlo de que ese cambio es bueno para él.
nuestro cerebro transforma energía en vez de que fabrica energía.
Nuestro cerebro es el generador de pensamientos y los pensamientos son literalmente «paquetes de energía».
cuando te veas inmerso en una secuencia de pensamientos negativos, identifiques que lo que se encuentra detrás es más cansancio que otra cosa. No estás viendo las cosas como son y es mejor no darle vueltas desde ese lugar energético que no es capaz de construir en positivo.
el corazón debe considerarse, junto con el cerebro, como el gran centro de control de nuestro organismo.
Los talentos son esas partes de tu personalidad que te gustan y que sientes naturales en ti. Aquello que haces bien sin esfuerzo, en lo que puedes sumergirte porque te sientes a gusto. Los talentos suelen traer consigo una sensación de fluidez, de serenidad, de alegría, de facilidad. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Lo sabes? Si quieres amarte bien a ti mismo, tienes que descubrirlos y decírtelos en voz alta. Necesitas que tu cerebro y tu corazón lo escuchen y vibren con ellos.
Si tienes pensamientos buenos hacia ti, te estás queriendo bien.
No importa que tengas días llenos de «deber» y esfuerzo: si eres capaz de aislar momentos de «placer», estarás equilibrando y conservando tu energía.
que hay momentos en los que uno no tiene tiempo para pensar, por lo que no queda más remedio que confiar en lo aprendido, mantenerte alerta, pero con serenidad, y confiar en ti. En definitiva, soltar el control racional y dejar que tu mente y tu cuerpo repliquen aquello que practicaron.
lo que marca la diferencia entre unas personas y otras no es no sentirlo, sino la capacidad para aguantar la incomodidad que produce el miedo antes de lanzarse a lo desconocido. El miedo no se supera, el miedo no se elimina, el miedo hay que vivirlo, es la puerta de entrada para hacer algo nuevo. El miedo hay que atravesarlo.
La novedad siempre es fuente de inquietud cerebral. No le gusta nada.
El miedo no es sino la manera de decirte que eso que pretendes hacer no es conocido, no puedes prever el resultado y, por tanto, es mejor evitarlo.
las consecuencias negativas de hacer algo, siempre y cuando no pongan en peligro tu integridad física, no suelen ser tan grandes como lo que imaginas antes de hacerlo.
Cuando sentimos miedo, nuestra capacidad de pensar claramente se va. Nos metemos en un túnel de pensamiento y solo vemos lo que tenemos delante, no encontramos alternativas.
cuanto más importante es para ti hacer algo nuevo, más miedo vas a sentir.
el miedo no se supera, se atraviesa. Es importante que sepas de dónde viene, pero no se va a ir. Si sigues adelante, vas a tener que hacer aquello que te asusta sintiendo miedo. Solo así lo vas a vencer, atravesando su puerta y llegando al otro lado.
Respira, confía en lo que sabes y fluye, a ver qué pasa. Siento contarte el final de la película, pero te adelanto que cuando te lanzas a tu miedo, este se hace más pequeño. Lo deshaces.
no hay nada que ilustre tanto una realidad general como las pequeñas realidades particulares que la conforman.
Ansiedad es no poder bajar el ritmo y darte cuenta de que comes de manera acelerada o de que no puedes parar de mover la pierna cuando estás sentado.
ansiedad y depresión se van alternando en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
La ansiedad es, simple y llanamente, miedo.
Sientes ansiedad cuando tu cerebro se asusta. El miedo es un mecanismo defensivo perfectamente natural y que de hecho nos hace falta: nos salva la vida.
nuestro cerebro funciona en dos niveles: un nivel consciente y un nivel inconsciente. Y este segundo nivel no es cualquier cosa: se ha demostrado que nuestro cerebro está dominado en un 95% por ese nivel inconsciente.
el inconsciente, fuera de nuestra voluntad, controla la mayor parte de lo que hacemos y pensamos.
Nuestro cerebro inconsciente es una especie de cajón de sastre donde se acumulan los traumas, miedos o situaciones estresantes que hemos vivido y que nuestra mente no quiere que se repitan. Puede que tú te hayas olvidado de todo ello, pero tu cerebro no. Recuerda perfectamente aquellas situaciones que fueron amenazantes y de las que, por tanto, te quiere proteger.
La ansiedad es la manera que tiene tu cerebro de comunicarte que está muerto de miedo, acuérdate de eso.
través del esfuerzo consciente de no desesperarte ante la ansiedad, mantenerte en control y obligar a tu cerebro a recordar momentos pasados que terminaron con éxito, estás alterando tus ondas de frecuencia, haciendo que tu cerebro pase de las frecuencias de la ansiedad a las frecuencias de la calma y el control sobre tu cuerpo.
El estrés solo es malo si tú piensas que lo es.
Si tu cerebro determina que el estrés al que estás sometido es negativo y te sientes víctima de él, estarás sufriendo estrés malo o distrés. En cambio, si tu cerebro analiza el estrés que vives y determina que tiene un significado positivo, estarás viviendo estrés bueno o eustrés.
si tu cerebro sabe que hay un premio al final del camino, un beneficio asociado a ese estrés, estarás generando estrés bueno. Tu
Adquirir nuevas capacidades viene siempre asociado a un estrés previo que anima a nuestro sistema a lograr ese nuevo estado más avanzado.
Si nuestro cuerpo no tuviera la capacidad de estresarse, no podríamos cambiar nuestra manera de hacer las cosas. Necesitamos que el estrés nos estire un poco para poder tocar con la punta de los dedos una nueva situación, y estirarnos un poco más para poder agarrarla y aún un poco más para tomarla con las manos y tener el control sobre ella. Pero la decisión de si ese estrés es bueno o dañino es tuya. Recuerda, el estrés solo es malo si tú piensas que es malo.
Para uno de los trabajos que teníamos que hacer, me pidieron que anotara cómo me sentía cada hora durante dos días seguidos. Tenía que describir mis sentimientos desde que me levantaba hasta que me acostaba. De una manera simple. Mi cuaderno era algo así como: «Lunes, siete de la mañana, me levanto, siento angustia en el estómago. Ocho de la mañana, ya en la ducha, siento más calma y fuerza. Nueve de la mañana, después de leer el periódico, me siento motivada. Las diez, respondiendo mails, siento aburrimiento. Mediodía, después de tomar un café con una amiga que vino a la oficina, me siento
...more
no podemos controlar sentir tristeza o angustia, pero sí podemos evitar que se alojen en nosotros y se conviertan en un estado emocional que nos conduzca a la depresión o a la desesperanza.
El cerebro es una fábrica de emociones que trabaja a todas horas.
Nuestros sentidos son poderosos captadores de recuerdos emocionales. Un olor, una luz determinada, el tono de voz o el tacto nos trasladan a recuerdos ya vividos que vuelven a nosotros en forma de emoción. Nosotros no sabemos su origen, pero nuestro cerebro sí.
Con tus pensamientos controlas las emociones que genera tu cerebro.
Tus emociones se tiñen del color de tus pensamientos.
las emociones, en gran medida, las fabricamos. Tú las fábricas y lo puedes hacer desde tu cerebro, desde tu cuerpo o utilizando ambos a la vez. Y esto es algo extraordinario, porque significa que podemos influir en nuestro mundo emocional y enfrentar a estos «secuestros» emocionales.
A menudo nos quedamos en una emoción por incómoda que sea porque nos resulta más fácil quedarnos en ella que mover las tuercas necesarias para fabricar otra emoción. Esta resistencia y esta pereza al cambio son totalmente normales. Date cuenta de que cuando estás en una emoción es porque tus fábricas de emociones están produciendo esa emoción. Girar las ruedas para que generen otras necesita de una energía extra. Pero vale la pena. Acuérdate de esto: el esfuerzo inicial que te supone cambiar una emoción no es signo de que no puedas hacerlo; simplemente, cuesta trabajo llevar tu maquinaria
...more
Si estás pasando por un momento difícil emocionalmente, quiero que sepas que estos cambios son posibles, pero te van a exigir esfuerzo, porque tu cerebro tiene la inercia de quedarse en el estado emocional en el que ya se encuentra, aunque sea un estado emocional que te haga sufrir. El gasto inicial de energía para cambiar el patrón emocional es grande. Es normal que no te guste adoptar posturas corporales distintas, llevar a tu mente a momentos donde estuviste bien o escuchar música. Te vas a tener que obligar a hacerlo y lo harás al principio sin ganas. Es más fácil lograrlo si tienes un
...more
cuando estás bajo emociones como la pena, la ira o la frustración, sientes ese bloqueo y esa falta de claridad mental. Pero no solo te ocurre eso, sino que sientes que pierdes memoria, se te olvidan cosas.
Las emociones limitantes tienen un impacto enorme en el funcionamiento de nuestro cerebro. Es normal que, tras una pérdida, sufrimiento por un duelo, episodios de ira o depresión tus capacidades mentales se vean mermadas. Simplemente tu sistema no está funcionando en su totalidad, las partes más sofisticadas de tu cerebro están bajo mínimos.
También nos ocurre al contrario. Las emociones expansivas conocidas como positivas dan mucha seguridad a nuestra amígdala y hacen que se comunique muy bien con nuestro hipotálamo, nuestro hipocampo y nuestro córtex prefrontal.
Tu atención determina lo que existe para ti.
Todo lo que está por fuera de tus sentidos y de tus pensamientos «se apaga» y deja de existir.
La calidad de tu vida depende de dónde pones tu atención.
Fíjate hasta qué punto es importante la atención. Literalmente nos define a nosotros mismos. Ilumina algunos aspectos de nosotros y deja otros en la oscuridad.
Si decides poner tu atención en un lugar, la estás quitando de otro.
los eventos y personas con los que te relacionas en tu día a día son poderosas máquinas de arrastrar tu mirada hacia uno u otro lugar.

