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Kindle Notes & Highlights
by
Ana Ibáñez
La lucha por captar tu atención es constante. No solo en situaciones simples del día a día, sino en el transcurso de tu vida. Lo que sientes, lo que piensas, lo que haces depende de dónde pones tu atención; el estira y afloja entre dónde quieres colocarla tú de manera voluntaria y dónde te obligan los acontecimientos a ponerla no cesa nunca.
Lo importante es ser consciente de ello, porque así te forzarás a iluminar aquello que es importante para ti, aunque los eventos del día a día se empeñen en apagarlo. No vaya a ser que la vida te dirija y te olvides de iluminar lo que es importante para ti.
La concentración es la capacidad de poner nuestra atención voluntariamente y con propósito en algo determinado, apagando todo lo demás. Y esto exige un esfuerzo para que nuestros sentidos y nuestra mente se centren en una cosa en particular en vez de vagar libremente por los estímulos que tenemos alrededor.
Concentrarse en algo es obligarse a ver solo la realidad de ese algo.
Concentrarnos es un acto que nos cuesta esfuerzo a todos.
Lo natural es estar alerta a todo lo que tenemos a nuestro alrededor.
Tu cerebro se concentra si se siente a salvo.
la prioridad de tu cerebro es tu supervivencia, que sigas con vida.
Para que tu cerebro pueda concentrarse tienen que darse dos condiciones indispensables: 1.Calma: debe estar calmado y tranquilo, sabiendo que no lo van a atacar por la espalda. 2.Energía: debe tener la energía necesaria para poder hacer el esfuerzo que exige la concentración.
Ponte firme: en tu burbuja, en ese espacio y ese tiempo que definiste, entran los pensamientos y temas que tú quieres. Ya tendrás tiempo después para todo lo demás.
Tu cerebro necesita razones para llevar su riego sanguíneo y su energía a las áreas del córtex prefrontal izquierdo, donde se «encuentra» la concentración; si no, se los lleva a otros sitios. Dale razones de peso para que te envíe sus refuerzos energéticos a estas zonas.
La concentración es un músculo que se desarrolla.
Cuando queremos concentrarnos, necesitamos que nuestro cerebro y, en concreto, nuestro prefrontal izquierdo tengan un ritmo de ondas beta.
nuestro cerebro necesita descansos profundos para poder realizar concentración profunda. Por ello necesitamos cambiar de actividad después de un periodo de esfuerzo de concentración para poder descansar y dejar que nuestro cerebro reduzca la producción de frecuencias beta. Y esto pone de manifiesto la razón por la que dormir y descansar bien es un motor poderoso para poder producir concentración.
Ortega y Gasset: «Dime a qué prestas tu atención y te diré quién eres».
Los cerebros esforzados proporcionan grandes resultados, pero los resultados brillantes proceden de cerebros libres.
Tenemos la capacidad de centrar nuestra atención en algo que se encuentra delante de nosotros y olvidar todo lo demás cuando queremos enfocarnos, pero también de abrir nuestro campo de visión y dejar que nuestros sentidos perciban una parte mucho más grande de lo que nos rodea.
La curiosidad es la llamada a indagar más, a no conformarnos con lo que sabemos. Esto solo ocurre cuando nuestra mente es capaz de levantar su mirada de algo concreto y abrir los ojos a lo que tenemos alrededor en busca de nuevas respuestas a preguntas que nos vamos haciendo. La curiosidad es la base de la creación de nuevas realidades, nuevos pensamientos, nuevas invenciones, nuevos productos y también nuevas miradas sobre algo conocido.
la creatividad se ejercita.
para que surja tu pensamiento creativo, tu cerebro tiene que vagar libremente por la realidad, tiene que ser libre.
Haciendo una lluvia de ideas descabelladas. Si necesitas encontrar una solución o respuesta a algo y sientes bloqueo o poca claridad mental, te puedes desenfocar y aumentar tu creatividad pensando soluciones alocadas, divertidas, sin pies ni cabeza. Juega con posibilidades descabelladas. Tu cerebro suelta el control, se desenfoca y se permite hacer uniones de ideas que surgen de tu inconsciente.
El exceso de orden cerebral, a la larga, produce desorden mental.
Si eres una persona que piensa en blanco y negro, te vendrá muy bien aprender a desenfocar tu mente para ser más flexible.
La aceptación de un grado de desorden como algo necesario y bueno para tu buen funcionamiento mental te convierte en una persona más flexible ante los imprevistos.
Aprender a desenfocarte es una gran herramienta para desplegar muchas más de tus capacidades mentales y que te sorprendas con ellas.
el éxito suele estar en el equilibrio.
La habilidad para que nuestro cerebro se mueva voluntariamente entre el enfoque y el desenfoque define muchos de nuestros éxitos, nuestra satisfacción y el despliegue de nuestros talentos.
la predisposición cerebral al desorden de pensamientos, sobre todo cuando es voluntaria y aceptada, es fuente de una inteligencia extraordinaria que permite ver y crear más allá de lo evidente.
El desenfoque nos permite ir más allá de lo evidente, conectar con nuestra sabiduría interna y dejar que nuestro cerebro trabaje por nosotros para darnos respuestas.
Dale una buena razón a un cerebro desenfocado para que se enfoque y no solo se enfocará, sino que creará algo extraordinario.
La autoestima es el equilibrio entre quién eres y quién crees que deberías ser.
tu cerebro tiene que ser flexible y adoptar una mirada amable sobre ti. Entender que haces cosas bien y cosas mal. Que es normal tener éxito y reconocimiento, pero también fracasar y que no te hagan caso. Asumir que todo ello forma parte de lo esperado, lo bueno y lo malo.
La autoestima es la reivindicación de tu cerebro de que eres querible por el mero hecho de ser tú.
Cuando tu sistema acepta como lógico hacer las cosas bien y también hacerlas mal, así como destacar en algo al igual que ser peor que otr...
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Es fantástico gustar y que los demás te quieran, pero que no lo hagan no implica una amenaza de muerte para ti.
tu cerebro tiene que ser capaz de ver y aceptar que lo que fue válido en el pasado puede no serlo en el presente. Tiene que estar abierto al cambio.
Se trata de revisar si la voz crítica que recibimos frente a algo que nos hace sentirnos desanimados es una voz de ahora o viene de ese pasado donde se almacenó tanta información errónea.
Cuando te vengan pensamientos negativos y autocríticos, pregúntate si objetivamente, ahora en el presente, aquello por lo que te criticas tiene sentido. Pregúntate si lo verías criticable si tuviera que ver con tu mejor amigo en vez de contigo.
Mucha de la baja autoestima viene de que nuestro cerebro no está midiendo bien el éxito y el fracaso.
Los miedos y las expectativas del cerebro de esa niña y ese niño determinan gran cantidad de lo que nos decimos. Muchas de nuestras autocríticas proceden de esta información que ha guardado nuestro cerebro y que ya está obsoleta. Pero nuestro cerebro no lo sabe. Es nuestro cerebro adulto el que puede arreglar este malentendido. Hacer que no se confunda el pasado con el presente ni el fracaso con el éxito.
La autoestima es el coraje de ser uno mismo.
Busca tu fuerza en todo aquello que has vivido y donde ya te has demostrado tu gran valor y atrévete a acallar las voces de infancia que ya no te sirven para vivir de manera plena.
Nuestras imperfecciones, nuestras grietas son las rendijas por las que puede surgir la magia de lo inesperado. Somos mucho más de lo que creemos ser. Y somos mucho más de lo que controlamos ser.
Si el cerebro no disfruta, no saca su genialidad. La brillantez del cerebro surge cuando este tiene la capacidad de desplegar toda su grandeza. Esto ocurre desde el fluir, no desde el control. Y un cerebro fluye cuando está a gusto. En cambio, un cerebro se bloquea cuando siente demasiada presión.
Si le mostramos a nuestro cerebro que esa imperfección y falta de control tiene un lado bueno y que esforzarse en reconocerlo nos hace más perfectos dentro de nuestra imperfección, lograremos tener una mente que conseguirá calmarse.
lo simple y rotundo es lo que mejor funciona.
El humor desarma al cerebro de sus miedos e inseguridades. Me atrevo a decir que el humor es la herramienta más valiosa que tenemos para cuidar nuestros sufrimientos mentales.
El esfuerzo no es necesario para que algo salga bien. De hecho, desde el punto de vista mental, cuando haces algo con facilidad, sin necesidad de que el esfuerzo esté presente, es porque tu cerebro ya aprendió a hacer eso tan bien que no necesita dedicarle energía extra, es decir, esfuerzo.
Si algo caracteriza a esos dones innatos es que «nos salen» de manera natural. Brotan de nosotros sin esfuerzo. Los talentos están en nuestra esencia.
La verdadera grandeza nace sin esfuerzo de dentro de ti. Aprovéchala. Es un regalo que llevas dentro.

