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Kindle Notes & Highlights
Y él se da cuenta de que todavía tiene la piedra, se da cuenta de que el sol podría haber tardado un segundo más o él podría haber tirado la piedra más rápido, de que podría no haberse enterado nunca del tesoro que tiene entre las manos.
Se da cuenta finalmente de que tiene un tesoro, y de que este tesoro es en sí mismo una fortuna enorme para un pescador como él. Y se da cuenta de la suerte que significa poder tener el tesoro que todavía tiene.
Ojalá pudiéramos ser siempre tan sabios como para no llorar por aquellas piedras que quizá desprevenidamente desperdiciamos, por aquellas cosas que el mar se llevó y tapó, y estuviéramos, de verdad, pre...
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dispuestos a disfrutar de ellas por el resto ...
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Pasado un tiempo los tejidos nuevos que se están reconstruyendo de lo profundo a lo superficial empujan “la costra” y la desplazan hacia fuera hasta que
se desprende y cae. La herida de alguna manera ya no duele, ya no sangra, está curada; pero queda la marca del proceso vivido: la cicatriz.
herida más larga, más tediosa y más peligrosa es cada etapa. Siempre es así, cuanto más grande es la herida, más tarda en cicatrizar y más riesgo hay de que algo se complique en algún momento de la evolución. Si nos estancamos en cualquiera de estas etapas siempre vamos
Un duelo es, como hemos dicho, la respuesta normal a un estímulo, una herida que llamamos pérdida. Porque la muerte de un ser querido es una
herida,
de negación, de desconfianza, un tiempo de impasse entre la parálisis y el deseo de salir corriendo hacia un lugar donde esto no esté pasando, la fantasía de despertar y que todo sea nada más que un sueño. Esta etapa puede ser un momento, unos
minutos, unas horas o días como sucede en el duelo normal o puede volverse una negación feroz y brutal.
Están en la etapa
de la incredulidad. A veces en situación de negación patológica y muchas otras en una normal respuesta de defensa frente a lo terrible, un intento no demasiado consciente de NO enloquecer.
consigue traspasar esa etapa de incredulidad entonces no tenemos más remedio que conectarnos con el agudo dolor del darnos cuenta. Y el dolor de la muerte de un ser querido en esta etapa es como si nos alcanzara un rayo.
ignorar la situación, de pronto nos invade toda la conciencia junta de que el otro murió. Y entonces la situación nos desborda, nos tapa, de repente el golpe emocional tan grande desemboca en una brusca explosión. Esta explosión dolorosa es la segunda etapa del duelo normal
y se llama “regresión”. ¿Y por qué la llamamos “regresión”? Porque lo que en los hechos sucede es que uno llora como un niño, uno patalea, uno grita desgarradoramente, demostraciones para n...
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cuatro o cinco años. No hay palabras concretas, no decimos cosas que tengan sentido, lo único que hacemos es instalarnos en estado continuo de explosión emocional. Intentar razonar con nosot...
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explicarle a un niño de cuatro añitos por qué su ranita fue aplastada por el auto. En esta etapa tampoco hay ninguna posibilidad de que quien está de duelo nos escuche. El de la primera etapa no porq...
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confundido; este otro porque está desbordado por sus emociones, absolutamente capturado por sus aspectos más primarios, sin ninguna posibilidad d...
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porque el primer sangrado, la tercera etapa, la que empieza tras tener conciencia de lo que pasó se llama la etapa de la furia. Ya he llorado, ya he gritado, ya he moqueado, ya me arrastré por el piso, ya hice todo lo irracional que me conectaba al
dolor infinito, ya intenté negar lo que pasaba y ahora irremediablemente, a veces más rápido y otras más lento, a veces más tiempo y a veces menos, llega un momento de furia. Furia es rabia, mucha, mucha, mucha rabia.
La verdad es que yo sé que los otros no son culpables de esto que los acuso. Lo que pasa es que la furia tiene una función, como la tiene el sangrado. La furia está allí
para lograr algunas cosas, como la sangre sale para permitir el proceso que sigue. La furia tiene como función anclarnos a la realidad, traernos de la situación catastrófica de la regresión y prepararnos para lo que sigue; tiene como función terminar con
el desborde del descontrol de la regresión, pero también intentar protegernos, por un tiempo más, del dolor...
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hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que para no estar así, al descubierto, se puso la única ropa que había, la ropa de la furia.Y así vestida de furia siguió su camino. Cuentan que a veces cuando uno ve a otro furioso, cruel, despiadado y ciego de
furia, parece que estuviera enojado, pero si uno se fija con cuidado se da cuenta de que la furia es un disfraz y que detrás de la furia está escondida la tristeza. Esta furia que aparece aquí, en esta
tercera etapa, es la furia que esconde la triste...
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Porque si el paciente siguiera sangrando se moriría. Si el paciente siguiera furioso se moriría agotado, destrozado por la furia. Algo tendrá que parar esta sangre, algo tendrá que actuar
como tapón, como si fuera un coágulo. Este derivado construido de la misma sustancia de la furia, que la remplaza y la frena se llama culpa. En el proceso natural de la elaboración de un duelo aparece la culpa.
Culparnos es una manera de decretar que yo lo hubiera podido evitar.
nos culpamos también por todo aquello que no pudimos hacer, por no haberte contado lo que nunca supiste, por no haberte dicho en vida lo que hubiéramos querido decirte, por no haberte dado lo que podíamos haberte dado,
por no haber estado el tiempo que podíamo...
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La culpa es como ya lo he dicho tantas veces una versión autodirigida del resentimiento, es la retroflexión de la ira.
La etapa de la desolación es la de la verdadera tristeza. Ésta es la etapa
Aquí es donde está la impotencia, el darnos cuenta de que no hay nada que podamos hacer, que el otro está irremediablemente muerto y que eso es
irreversible.
aquí está también mi otro temido fantasma, el de la soledad. La soledad de estar sin el otro, con los espacios que ahora quedaron vacíos.
No hay muchas cosas definitivas en el mundo, salvo la muerte.
Nos damos cuenta de que las cosas no van a volver a ser como eran y no sabemos con certeza pronosticar de
qué manera van a ser. Y tomo absoluta conciencia… y siento la sensación de ruina… como si fuera una ciudad devastada… como si algo hubiera sido arrasado dentro de mí… como si yo fuera una ciudad bombardeada.
Así me siento como si en mi interior sólo hubiera escombros. Éste es el momento más duro del camino. En honor a esta etapa se llama el camino de las lágrimas.
etapa de la tristeza que duele en el cuerpo, la etapa de la falta de energía, de la tristeza dolorosa y destructiva.
Cuando nos encontramos con estas personas y los miramos a los ojos, nos damos cuenta de que algo ha pasado, que algo se ha muerto en ellos. Y es muy triste acompañar a alguien
que está en este momento. Es triste porque comprendemos y sentimos. Porque nos “compadecemos” de lo que le pasa, quiero decir “padecemos con” esa persona.
Es lógico que así sea porque quien se ha muerto en realidad es este pedacito de la pe...
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llevaba a...
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Aunque sepamos que no es cierto tenemos la impresión de que en realidad el otro está
Cómo podría prepararme para seguir sin la persona amada si no me encierro a vivir mi proceso interno, cómo podría reconstruirme si no me retiro un poco de lo cotidiano.
Eso hacen la tristeza y el dolor por
mí, me alejan, para poder llorar lo que debo llorar y preservarme de más estímulos hasta que esté preparado para recibirlos, me conectan con el adentro para poder volver al afuera a recorrer l...
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