—Verá, es posible que no esté tan chiflado, pero no es ésa la cuestión. La cuestión es que si logramos retenerle en la Luna, podremos averiguar, a través de él, lo que está ocurriendo aquí. Está ansioso por rehabilitarse y yo insinué que lo conseguiría con nuestra ayuda, a condición de que coopere… No dejaré de tenerle al corriente, de una manera discreta, como entre amigos. —Gracias y adiós —dijo Montes.