Meditaciones
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Read between January 26 - February 5, 2021
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1. He ahí las características del alma racional: se ve a sí misma, se analiza a sí misma, se amolda cual ella quiere. Recoge ella misma el fruto que produce, mientras son otros los que recogen el fruto de las plantas y de lo que hace las veces de fruto en los animales. Ella alcanza, acabare tarde o temprano la carrera de la vida, su término propio. No sucede como en la danza, en las representaciones teatrales y otras cosas semejantes, en que toda la acción se interrumpe en faltando un pormenor; antes bien, el alma, en cada caso y en cualquiera momento que se la sorprendiere, puede terminar sin ...more
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Propio también del alma racional es el amor a los semejantes, como la verdad, la modestia y el no anteponer nada a sí misma, lo que es también peculiar de la ley. De aquí, que no hay diferencia entre la razón y la razón de la justicia.
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9. Al modo que no podrán hacerte desviar de la práctica del bien los que se te opusieren cuando sigues el camino de la recta razón, así tampoco lograrán hacerte perder la dulzura para con los mismos. Por ello, observa con igual celo ambos propósitos: conserva no sólo un juicio y una conducta imperturbables, sino también la mansedumbre con los que intentaren crearte obstáculos o de otra manera te fueren molestos. Pues igual prueba de debilidad sería el enojarse contra ellos, que el renunciar a la acción y ceder por temor. Hay, en efecto, dos clases de desertores: el cobarde que tiembla, y el ...more
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Lo nono, que la mansedumbre es invencible si fuere franca, sin sonrisa burlona, sin hipocresía. Porque, ¿qué te podrá hacer el hombre más violento, si continuares testimoniándole tu benevolencia y si, dada la ocasión, lo amonestares con dulzura, lo instruyeres holgadamente en aquel preciso momento en que intente dañarte?: «No, hijo mío; para otro fin hemos nacido. No me acarreas a mí mal alguno: es a ti mismo a quien dañas, hijo mío». Y hazle ver con delicadeza y de un modo general que ni las abejas suelen proceder así, ni otra especie de animales por naturaleza sociables. Conviene asimismo ...more
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Si quieres, toma aún este décimo consejo como don de Apolo: a saber, que es locura el pretender que los malvados no cometan delitos, pues esto es desear imposibles; consentir, en cambio, que se muestren tal cual son en presencia de los otros, queriendo al mismo tiempo que no te ofendan, es una iniquidad y una tiranía.
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26. En los escritos de los efesios se hallaba este aviso: «Tened siempre presente el ejemplo de aquellos antiguos que se dedicaron al ejercicio de la virtud».
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34. «Al abrazar a tu hijo —persuadía Epicteto—, conviene decirte para ti mismo: mañana tal vez morirá. —¡Ah, que es eso un mal presagio! —Nada hay aquí de siniestro, sino la indicación de un simple efecto natural; si no, sería también mal agüero haber segado la mies».   35. «La uva verde, la madura, la pasa, todas son mutaciones, no para no ser, sino para ser lo que no se era».
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Tres son los elementos de que has sido formado: cuerpo, espíritu, inteligencia. Los dos primeros son tuyos en cuanto conviene que los cuides; sólo el tercero es tuyo propio. Si apartares de ti mismo, es decir, de tu pensamiento, cuanto otros hacen o dicen, cuanto tú mismo hiciste o dijiste, todo lo que, imaginado como futuro, te atormenta, o que, perteneciendo al cuerpo que te circunda o al alma nacida contigo, no depende de tu libre albedrío, todo aquello, en fin, que arrastra en su circuito ese torbellino exterior de la naturaleza, de modo que tu mente, puesta a salvo contra las condiciones ...more
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Porque si era justo, también era posible; si hubiera sido conforme con la naturaleza, la naturaleza lo hubiera puesto por obra. Y como no sucede de esta suerte, si es que así no sucede, da por seguro que no convenía que se hiciese en esta conformidad.
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Ahora bien: si reina una fatalidad inflexible, ¿a qué intentas resistirla? Si reina una providencia capaz de dejarse aplacar, hazte digno del socorro divino. Si reina un caos sin ninguna dirección, conténtate de poseer en ti mismo, en medio de ese torbellino, una inteligencia capaz de guiarte. Y si el torbellino te arrollare, que se lleve tras sí tu cuerpo, tu aliento y todas las otras cosas externas: no te arrebatará la inteligencia.
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