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…Indudablemente sus contribuciones más importantes pertenecen al campo de la psicohistoria. Seldon conoció la especialidad como poco más que un conjunto de vagos axiomas; la dejó convertida en una profunda ciencia estadística…
Su urbanización, en progreso continuo, había alcanzado el punto máximo. Toda la superficie de Trántor, 1.200 millones de kilómetros cuadrados de extensión, era una sola ciudad. La población, en su punto máximo, sobrepasaba los cuarenta mil millones.
(Debe recordarse que la imposibilidad de una administración adecuada del imperio galáctico bajo la poca inspirada dirección de los últimos emperadores fue un considerable factor en la Caída.)
Es como un iceberg. Nueve décimas partes están ocultas. Incluso se extiende por terreno suboceánico, al borde de la playa. De hecho, estamos tan abajo que podemos hacer uso de la diferencia de temperatura entre el nivel del suelo y un par de kilómetros más abajo para abastecernos de toda la energía que necesitamos. ¿Lo sabía?
PSICOHISTORIA– …Gaal Dornick, utilizando conceptos no matemáticos, ha definido la psicohistoria como la rama de las matemáticas que trata sobre las reacciones de conglomeraciones humanas ante determinados estímulos sociales y económicos…
Seldon se hallaba dominado por la intensa excitación de un hombre que sólo ha envejecido de cuerpo.
…En cierto modo, el principio de la decadencia de la Comisión puede situarse en el proceso de Hari Seldon dos años antes del comienzo de la Era Fundacional. Este proceso está descrito en la biografía de Hari Seldon escrita por Gaal Dornick…
Contestó que no lo sabía. No tenía instrucciones secretas. Era un erudito y un matemático. La política no le interesaba.
¿Por qué no pudo predecir ayer los acontecimientos de esta mañana y advertirme? No, lo siento. –Gaal se sentó y apoyó la cabeza sobre una palma sudorosa–. Comprendo muy bien que la psicohistoria es una ciencia estadística y no puede predecir el futuro de un solo hombre con exactitud. Comprenderá que esté trastornado.
La verdad científica está más allá de toda lealtad y deslealtad.
R. La explicación es muy sencilla. La próxima destrucción de Trántor no es un suceso aislado del esquema del desarrollo humano. Será el punto culminante de un intrincado drama que empezó hace siglos y acelera continuamente su velocidad. Me refiero, caballeros, a la continua decadencia del imperio galáctico.
la caída del imperio, caballeros, es algo monumental y no puede combatirse fácilmente. Está dictada por una burocracia en aumento, una recesión de la iniciativa, una congelación de las castas, un estancamiento de la curiosidad… y muchos factores más.
La suma del saber humano está por encima de cualquier hombre;
¿Por qué, pues, vamos a preocuparnos por sucesos que ocurrirán dentro de cinco siglos? –Yo no viviré más de media década –dijo Seldon–, y, sin embargo, es algo que me preocupa tremendamente. Llámelo idealismo. Llámelo una identificación de mí mismo con esa generalización mística a la que nos referimos por el término de «hombre».
Es un político muy astuto, y los políticos, por la misma naturaleza de su trabajo, deben poseer un instinto especial para las verdades de la psicohistoria.
Por el momento ya es suficiente que sepa que se establecerá un refugio científico en Términus. Y otro será establecido al otro extremo de la Galaxia, por ejemplo –y sonrió–, al Extremo de las Estrellas.
Pero entonces ya habré realizado todo lo que me había propuesto en la vida y, ¿puede uno morir en mejores circunstancias?
La expresión de Hardin fue la de un hombre que cuenta mentalmente hasta diez.
¡Al diablo la ciencia! –exclamó el otro, añadiendo un juramento militar que ionizó la atmósfera–.
Por el Espacio, hombre, ¿es que no tiene ningún respeto por la ciencia? –Las enciclopedias no ganan guerras.
¿Han pensado alguna vez en seguir adelante con su trabajo, en extender sus conocimientos y mejorarlos? ¡No! Están muy contentos estancándose. Toda la Galaxia lo está, y lo ha estado desde el espacio sabe cuánto tiempo. Ésta es la razón de que la Periferia se agite; ésta es la razón de que las comunicaciones se corten; ésta es la razón de que guerras absurdas se eternicen; ésta es la razón de que sistemas enteros pierdan la energía atómica, y vuelvan a las bárbaras técnicas de la energía química.
Bueno, la verdad es que no lo sé. La psicología es una gran ciencia, pero… en este momento no hay ningún psicólogo entre nosotros, me parece. Tengo la impresión de que pisamos terreno poco firme.
La violencia –fue la contestación– es el último recurso del incompetente.
Llega a ser una actitud enfermiza, un reflejo condicionado que expulsa la independencia de su mente siempre que se trata de oponerse a la autoridad. Al parecer no conciben que el emperador tenga menos poder que ustedes, o Hari Seldon menos inteligencia. Y están equivocados, ¿comprenden?
¿Por qué razón no hubo entre la población original de la Fundación ningún psicólogo de primera línea, excepto Bort Alurin? Y él se abstuvo cuidadosamente de enseñar a sus alumnos nada más que lo fundamental. Hubo un corto silencio y Fara dijo: –Muy bien, ¿por qué? –Quizá fuera porque un psicólogo hubiera captado la verdadera intención de todo esto, y demasiado pronto para los proyectos de Hari Seldon.
»Para empezar, la Fundación de la Enciclopedia es un fraude y siempre lo ha sido. Hubo un alboroto a espaldas de Hardin y una o dos exclamaciones ahogadas, pero él no se volvió.
Pero sea cual fuere el curso que tome su historia futura, no dejen de inculcar en sus descendientes la idea de que el camino está señalado, y que al final habrá un nuevo y más grande imperio.
LOS CUATRO REINOS – …Nombre dado a aquellas porciones de la provincia de Anacreonte que se separaron del primer imperio en los primeros años de la Era Fundacional para formar reinos independientes y efímeros. El mayor y más poderoso de ellos fue el mismo Anacreonte que en área…
Además de eso, el halago es muy útil cuando se trata con jovencitos, particularmente cuando no te compromete a nada.
–Dice: «La violencia es el último recurso del incompetente.» Es la doctrina de un anciano, señor alcalde.
Ciertamente. Era el momento de empezar una preparación abierta para la guerra. –Al contrario. Era el momento de empezar una preparación abierta contra la guerra.
–¿Sin su traje carmesí? Además, era de Smyrno. Sin embargo, ha sido una experiencia interesante. Es notable, Hardin, la importancia que ha adquirido la religión de la ciencia. He escrito un ensayo sobre el tema… únicamente para diversión propia; no sería conveniente publicarlo. Tratando el problema sociológicamente, parecería que cuando el viejo imperio empezó a desintegrarse, se podría considerar que la ciencia, como ciencia, había decepcionado a los mundos exteriores. Para que volvieran a aceptarla, tendría que presentarse como algo distinto, y esto es justamente lo que ha hecho. Todo
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Porque incluso la adelantada psicología de Seldon era limitada. No podía manejar demasiadas variables independientes. No podía trabajar con individuos más allá de cierto período de tiempo; del mismo modo que usted no podría aplicar la teoría cinética de los gases a simples moléculas. Trabajó con multitudes, poblaciones de planetas enteros, y sólo con multitudes ciegas que no poseyeran de antemano el conocimiento de los resultados de sus propias acciones.
Seldon quería que actuáramos ciegamente, y por lo tanto correctamente, según las leyes de la psicología de masas.
¿Puedo referirme a vos como a «Vuestra Majestad»? –Sí. –¡Muy bien! ¡Vuestra Majestad es un idiota!
¡Y la nave murió! Pues la principal característica de la religión de la ciencia es que actúa, y que las maldiciones como las de Aporat son mortalmente reales.
«Érase un caballo que, teniendo por enemigo a un poderoso y peligroso lobo, vivía en constante temor por su vida. Llegó a estar tan desesperado que se le ocurrió buscarse un aliado poderoso. Por tanto, se acercó a un hombre y le ofreció una alianza, indicando que el lobo era asimismo enemigo de los humanos. El hombre aceptó la asociación inmediatamente y se ofreció para matar al lobo si su nuevo socio cooperaba poniendo a disposición del hombre toda su velocidad. El caballo estaba dispuesto, y permitió que el hombre le colocara la silla y el bocado. El hombre montó, persiguió al lobo, y lo
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Y, con un grito de desesperación, Wienis cambió de blanco y disparó de nuevo… y cayó al suelo con la cabeza desintegrada. Hardin parpadeó ante el panorama y murmuró: –Un hombre de «acción directa» hasta el final. ¡El último recurso!
–Y no olviden que se estableció otra Fundación hace ochenta años; una Fundación en el otro extremo de la Galaxia, en el Extremo de las Estrellas. Siempre estarán allí, atentos y alerta. Caballeros, ante ustedes hay novecientos veinte años del Plan. ¡El problema es suyo! ¡Afróntenlo!
No se puede vender ni un cortaplumas en Askone. No comprarán utensilios atómicos de ninguna clase. Con mi contribución vencida, es un suicidio ir allí.
Pues Limmar Ponyets era una de las pocas personas que sabían que el maestro comerciante Eskel Gorov no era ningún comerciante, sino algo completamente distinto: ¡un agente de la Fundación!
–Excelencia, el oro proviene de una fuente envenenada. Y Ponyets replicó: –Una rosa puede brotar del fango, excelencia.
¿Cuál es la diferencia? –replicó Ponyets sin inmutarse–. Ya sabes lo que dijo Salvor Hardin sobre el sentido de la moral…
»La primera crisis sobrevino cincuenta años después del establecimiento de la Fundación, y la segunda, treinta años más tarde. Desde entonces casi han transcurrido setenta y cinco años. Ya es hora, Manlio, ya es hora.
Desde entonces, la rebelión y la ruina, la ruina y la rebelión.
–No se estropean. Nunca se estropean. Fueron construidos para toda la eternidad. –La eternidad es mucho tiempo. Suponga que… –No es científico suponer casos absurdos.
»¿Dónde está ahora el caso de acusación? Ya han hecho y repetido la monstruosa sugerencia de que yo debería haber luchado a favor del misionero en desafío de la ley, y sacrificado mi misión, mi nave, y yo mismo por el “honor” de la Fundación. »Pero ¿hacerlo por un impostor?

