More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
–La violencia –fue la contestación– es el último recurso del incompetente.
Siempre han confiado en la autoridad o en el pasado, nunca en sí mismos.
¿A menos que…? Siempre hay algún «a menos que», ¿sabe?
No soy persona que se asusta con palabras. Mi filosofía de la vida es que las dificultades desaparecen cuando se les hace frente con intrepidez, y hasta ahora nunca he dado la espalda a ninguna.
Oscar Waldir liked this
–Lo sé. Un comedor de fuego ha de comer fuego aunque tenga que devorarse a sí mismo.
«¡Nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien!»
Oscar Waldir liked this
Imposible. Su personalidad es enteramente negativa. Es enérgico sólo para evadir las responsabilidades.
«Para triunfar, el solo planteamiento es insuficiente. También se debe improvisar.» Yo improvisaré.
Puedo. La disciplina no tiene ningún mérito en circunstancias ideales. Yo la tendré frente a la muerte, o será inútil.
Habrá otras crisis en el porvenir, cuando el poder del dinero se haya convertido en una fuerza muerta como es ahora la religión.
—Los tiempos hacen al hombre
—¿Tan mal están las cosas... tan pronto? —murmuró el siwenniano.
—La ayuda que pudiera prestarle no significa nada. Por tanto, le libero de escuchar mi respuesta a su urgente petición.
—Acepto el desafío. Será una mano muerta contra una voluntad viva.
Anda, tonto. Ahora haz una mueca de disgusto y mírame como un patito moribundo antes de reclinar tu cabeza en mi hombro para que yo acaricie tus cabellos llenos de electricidad estática.
Buscabas una mentira piadosa, ¿verdad? Esperabas que yo te dijera: «¡Contigo seré feliz en cualquier parte, Toran!», o bien, «¡Las mismas profundidades interestelares serían mi hogar, amor mío, teniéndote a mi lado!» Vamos, admítelo.
Nuestra clase dirigente sólo conoce una ley: no cambiar. ¡El despotismo! Sólo conoce una regla: la fuerza. ¡La mala distribución! Sólo conoce un deseo: conservar lo que tiene.
Le describen como crónicamente insubordinado, incapaz de mantener una actitud correcta hacia sus oficiales superiores, en apariencia nada interesado en mantener relaciones amistosas con sus colegas, y, además, incurable pendenciero. ¿Cómo explica usted todo esto, capitán?
Pero como servidor del Estado, he de servir fielmente, y el que más fielmente sirve es quien sirve a la Verdad.
Es una lección invariable a la humanidad que la distancia en el tiempo, y asimismo en el espacio, da perspectiva a las cosas.
—Hay mucha diferencia entre «podemos» y «haremos». Sólo estás soñando despierto.
—Si utilizara el ingenio que los buenos espíritus me dieron —dijo—, entonces diría que esta dama no puede existir, pues ¿qué hombre en su sano juicio llamaría al sueño realidad? Sin embargo, yo preferiría no ser cuerdo y prestar crédito a mis ojos hechizados.
Sintió simpatía por mí sin que yo tuviera que manipular sus emociones. No le repugné ni la divertí. Sintió afecto. ¡Le fui simpático! ¿No lo comprenden? ¿No ven lo que esto significó para mí? Anteriormente, nadie, jamás... En fin, yo... lo aprecié grandemente.
¡Todas las estrellas! Todas las estrellas que podía ver y todas las que se escapaban a su vista. ¡Todas tenían que ser suyas!
Al parecer, lo único que podía hacer era ahogarse de pena y morir.
sólo una mentira que no estuviera avergonzada de sí misma podía tener éxito.
También dijo que nada tenía que ser cierto, pero que todo tenía que sonar como si lo fuese.
Bien, si algún día se va a casar, mátelo. Me refiero a su novio.
En realidad, tanto la esperanza como el miedo son debilidades.
El hombre más irreversiblemente estúpido es aquel que ignora su sabiduría.
Se siente humillado, mi joven amigo, porque, creyendo que comprendía tan bien tantas cosas, descubre de improviso que otras muchas, muy evidentes, le eran desconocidas.
—¿Hasta qué punto pueden conocerse las personas? Es evidente que no la conozco demasiado bien.

