—Bien —aprobó el Primer Orador—. Ahora dígame qué piensa de todo esto. Una completa obra de arte, ¿verdad? —¡Definitivamente! —¡Se equivoca! No lo es —dijo con brusquedad—. Es la primera lección que debe aprender. El Plan Seldon no está completo ni es correcto. Es, simplemente, lo mejor que se podía hacer en aquel tiempo.

