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Nunca he llegado a verlo, escucharlo, sentirlo o experimentar su presencia del modo en que esto sucede en las relaciones humanas. O hay algo que no está bien en lo que me han estado diciendo, o yo soy la que anda mal»
sí quiero comprenderlo mejor para saber por qué hay ocasiones en que actúa de maneras tan misteriosas … o no parece actuar en lo absoluto.
¿Por qué se limita ante escépticos sinceros a quienes les gustaría creer y solo querrían tener una señ
Siguió asistiendo a la iglesia, pero en su interior comenzó a formarse un duro nudo de cinismo; un tumor de duda.
Le preguntaba al líder de InterVarsity acerca del problema del dolor, y él me salía con algo relacionado con la fe. «Cree en Dios, tanto si sientes deseos como si no los sientes”, me decía. «Los sentimientos vendrán mas tarde”. Yo fingía, pero ahora puedo ver que los sentimientos nunca llegaban. Solo estaba actuando exteriormente como se me indicaba.
Digamos, por ejemplo, que hablara en voz alta una sola vez para que todo el mundo lo pudiera oír. Entonces yo creería. Es probable que todo el mundo creyera. ¿Por qué no lo hace?
Traté de hacer a un lado mis interrogantes existenciales, mis desilusiones personales, para tener en cuenta esta vez el punto de vista de Dios. Ante todo, ¿por qué busca el contacto con los seres humanos? ¿Por qué nos persigue, y qué se interpone ante esa persecució
Había estado demasiado distraído con mis sentimientos para escuchar atentamente los suyos.
Aprendió a creer cuando no había razón alguna para hacerlo,
«El problema de Dios no es que no sea capaz de hacer ciertas cosas. Su problema es que él ama. El amor le complica la vida a Dios, como se la complica a cualquiera”
Mientras más disfrutaba de las cosas buenas de este mundo, tanto menos pensaba en aquel de quien las había recibido.
Si Dios se dedicara a enviar rayos como respuesta a las malas doctrinas, nuestro planeta brillaría como un árbol navideñ
«Sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal». Es decir, que todo el atolondrado escenario del profeta renuente, la tormenta en el mar y el viaje en el vientre del gran pez tuvo lugar porque Jonás no pudo confiar en Dios; o sea, no pudo confiar en que se fuera a comportar con dureza y sin misericordia hacia Ní
¿Qué más puedo hacer …?” La patética pregunta de Dios a Jeremías señala el dilema de un Dios omnipotente que le ha dado lugar a la libertad.
Jesús cumplía las promesas mesiánicas, pero —un pero muy importante— de una forma inesperada para todos.
Dios se retira, se esconde, llora. ¿Por qué? Porque anhela lo que el poder nunca podrá obtener. Es un rey que no quiere sumisión, sino amor. Por eso, en lugar de arrasar a Jerusalén, Roma y todos los demás poderes del mundo, escogió la vía lenta y difícil de la Encarnación, el amor y la muerte. Una conquista desde adentro.
Amar la justicia es hacerla crecer, no vengarla
Él traía un fuerte mensaje de obediencia y sacrificio, no un espectáculo de feria para bobalicones y buscadores de sensacionalismos.
Hay algunas cosas que hay que creerlas para verlas.
El amor alcanza su máximo valor persuasivo cuando significa sacrificio,
si alguna vez me llego a preguntar cuál será la respuesta «espiritual” adecuada al dolor y el sufrimiento, puedo observar cómo reaccionó Jesús ante sus propios sufrimientos: con temor y temblor, con gritos y lágrimas.
Este libro me deja sin palabras. A veces me hace llorar, otras reir, a veces le quiero gritar al escritor miektras lo sacudo de los hombros. Pero esta frase… La necesitaba.
A partir del Antiguo Testamento podemos comprender mucho mejor cómo «se siente” Dios. En cambio, el Nuevo Testamento recoge lo que sucedió cuando Dios aprendió lo que siente el ser humano.
Necesito discutir esto con alguien. Si Dios es omniciente el ya sabia lo que los humanos setian y no creo que no lo entendiera potñrque no lo hubiese vivido
Una persona solo puede aprender la obediencia cuando se siente tentada a desobedecer; solo puede aprender la valentía cuando se siente tentada a salir huyendo.
Ahora, ha tomado forma un tercer templo, hecho con seres humanos.
En un acto de delegación que supera todo lo imaginable, Jesús delegó el reino de Dios en sus discípulos … en nosotros.
«Escoger para su obra santa en el mundo […] cerebros débiles, desajustados, piojosos, santurrones, vanidosos, excéntricos, egomaníacos, tímidos
«Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres»,
«Nosotros, sin
Dios, no podemos. Dios, sin nosotros, no quiere»,
Dios estaba atendiendo a las necesidades de la joven iglesia con tanta certeza como había atendido a las de los israelitas, pero lo estaba haciendo esta vez de manera indirecta, por medio de otros miembros de su Cuerpo.
«Sus discípulos van a tener que parecer más salvos para que yo crea en su Salvador»,
El hombre y la mujer, seres con espíritu, podían tener comunión directa con Dios. Sin embargo, de todas las especies, solo ellos tenían libertad para rebelarse contra él. Ellos al final se rebelaron, y algo murió dentro de Adán y Eva en aquel lóbrego día. Sus cuerpos vivieron por muchos años más, pero sus espíritus perdieron aquella comunión libre y sincera con Dios.
Esto me da ganas de llorar de la bronca. Me da bronca la libertad de revelarme. Quiero ser obediente y apasionada por Dios y nada mas. No quiero estar cansada con ganas dedescansar el cerebro en youtuben vez de buscar con fiereza la presencia de Dios y estar en comunion con él.
el nacimiento de Jesús, quien significaba un comienzo totalmente nuevo.
el líder de una nueva especie.
El espíritu caído de los humanos fue finalmente restaurado; ahora era posible «nacer de nuevo».
En gran medida, la desilusión con Dios brota de la desilusión con los demás cristianos.
Los buenos padres van empujando a sus hijos desde la dependencia hasta la libertad.
los enamorados invierten esta norma de conducta. El enamorado posee una libertad completa, pero decide renunciar a ella para volverse dependiente. «Someteos unos a otros»,
El Espíritu no va a quitarnos toda desilusión con Dios. Los mismos títulos que se le dan —intercesor, ayudador, consejero, consolador — llevan implícita la idea de que habrá problemas.
Había indagado en la Biblia, buscando lo que Dios quiere hacer en este mundo y cómo se debe sentir; sabiendo, por supuesto, que nunca podremos acercarnos siquiera a una comprensión total de un punto de vista que se halla tan por encima del nuestro.
Los anhelos más profundos que sentimos en la tierra como padres, o con respecto a las personas que amamos, son simples destellos del hambriento anhelo que Dios siente por nosotros. Es un anhelo que le costó la Encarnación y la Crucifixión.
Si en realidad el mundo invisible estaba haciendo contacto con el mundo visible, ¿dónde estaban las quemaduras, las señales seguras de una Presencia sobrenatural?
Y si reducimos la conducta a hormonas y química solamente, habremos perdido todo el misterio de lo humano, el libre albedrío y el romance.
Miradas desde el punto de vista inferior, nuestras reacciones físicas ante el gozo y el temor son casi idénticas. En ambos casos, las glándulas suprarrenales segregan la misma hormona, y las neuronas del sistema digestivo liberan las mismas sustancias; no obstante, el cerebro interpreta uno de los mensajes como gozo y el otro como temor.
El cuerpo humano no tiene células nerviosas asignadas especialmente a la tarea de comunicar una sensación de placer; la naturaleza no es nunca tan espléndida. Todas nuestras sensaciones de placer proceden de unas células nerviosas «prestadas” que también conducen las sensaciones de dolor, tacto, calor y frío.
Un osado mensaje que encontramos en el libro de Job es que a Dios se le puede decir lo que se desee. Arroje ante él su angustia, su ira, sus dudas, su amargura, su dolor por sentirse traicionado, su desilusión. Él puede absorber todas esas cosas.
De ninguna manera podemos llegar a la deducción de que nuestras propias pruebas son, como las de Job, dispuestas por Dios de manera especial para resolver alguna cuestión definitiva en el universo. Sin embargo, sí podemos suponer con toda seguridad que nuestra limitada visión va a distorsionar la realidad de una manera semejante.
La limitada perspectiva de Daniel, al igual que la de Job, distorsionaba la realidad.

