Tenía preparado mi discurso para cuando subiera a recoger el Oscar. O los Oscar. Los que me dieran. Seis, siete, me da lo mismo, todos son iguales. Pero resulta que no estoy ni nominado. Sí, lo sé, es ridículo. Tanto mi película como mi trayectoria merecen este premio.
Quizás esté mal que sea yo quien lo diga, pero soy un histórico del cine. Llevo tanto tiempo en el sector que mi primera película tuvo que estrenarse como obra de teatro. Muda y en blanco y negro. Exacto: inventé a los mimos....
Published on February 28, 2016 00:13