6 ejemplos de integración vertical en empresas tecnológicas

ejemplos de integración verticalLos ejemplos de integración vertical en la industria tecnológica son muy abundantes. La integración vertical puede convertirse en una estrategia de gran éxito si se lleva a cabo correctamente.


Pero si fracasa, se vuelve en contra de la compañía que la ha ideado y se convierte en un error muy caro de arreglar.


La integración vertical surge como una solución a las ineficiencias que se producen cuando las negociaciones bilaterales entre dos o más elementos de la cadena de suministros no son beneficiosas. Al no interesar a las partes, el intercambio no se produce, paralizando la operación.


A lo largo de la historia, todos los ejemplos de integración vertical se han visto atraídos por dos ventajas principales:



La reducción de los costes de transacción: al unir dos partes que antes debían negociar los términos de los contratos, todos los costes necesarios para su realización desaparecen.
La reducción del riesgo en la transacción: la compañía se “blinda” de cambios bruscos de precio por causas irracionales, se evita el riesgo de quiebra del proveedor y se aísla de las fluctuaciones del mercado.

Sin embargo, la integración vertical tiene sus inconvenientes. El más importante de todos ellos es el coste de establecimiento de la integración, con el impacto que tiene tanto en la estructura de la empresa como en su cultura.


El otro inconveniente es la eficiencia. Cuando sucede una integración vertical, la compañía tiende a crecer en tamaño y la burocracia suele volverse un problema.


Razones para elegir la integración vertical

A pesar de las ventajas de la integración vertical, hay 3 razones principales por las que una empresa se inclina hacia ella:



Las empresas a lo largo de la cadena de valor tienen más poder de negociación que tu propia compañía.
La integración permitiría subir las barreras de entrada a nuevos competidores.
Se trata de un mercado nuevo que necesita desarrollarse o es uno maduro en el que los competidores se están retirando por no ser rentable.

En el primer caso, la cadena de valor de un mercado suele tener puntos más rentables que otros. Aquellas compañías que luchan en la parte menos rentable suelen querer entrar en la rentable (porque es un buen negocio en sí).


De esta forma se aseguran que tienen el poder de negociación y que no puede ejercerse en su contra.


El segundo caso es más sencillo. Generar barreras de entrada suele ser el objetivo principal de numerosos ejemplos de integración vertical.


Cuando una compañía se integra verticalmente y comienza a dominar más puntos de la cadena de suministros, aumentan los requerimientos de capital y la escala necesaria para competir.


Una nueva empresa interesada en el mercado necesitaría entrar a la vez en todos los “eslabones” de la cadena.


En cuanto a la tercera razón, se da en mercados nuevos en los que no es posible transmitir las bondades del nuevo producto al cliente si no se tiene un dominio vertical.


En el caso de un mercado maduro que ya no es rentable, las compañías se integran para cubrir los huecos dejados por los competidores que lo abandonan.


Ejemplos de integración vertical en el mercado tecnológico

Por todo esto, es lógico ver que el mercado tecnológico está repleto de ejemplos de integración vertical. La especialización en un único mercado y producto está siendo cuestionada recientemente por diferentes gigantes de la tecnología.


A continuación hablaremos de los 6 ejemplos más importantes y llamativos que se están dando hoy en día.


Netflix

Hace unas semanas que analicé el modelo de negocio de Netflix, por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de hablar de su integración.


Netflix es un servicio de video bajo demanda, donde los usuarios adquieren una suscripción mensual a cambio de poder disfrutarlo. Pero el producto principal de Netflix (películas y series) no son de su propiedad sino que pertenecen a otras empresas.


Es decir, esas otras empresas tienen un gran poder de negociación sobre el negocio de Netflix. Si en un momento dado deciden subir los precios acordados por las licencias, Netflix puede verse en apuros.


¿Qué ha hecho Netflix para contrarrestar eso? Ha creado sus propias series, películas y hasta documentales.


Crear contenido audiovisual es costoso, pero le proporciona cierto leverage en las negociaciones con sus proveedores. Especialmente con los éxitos de House of cards y Orange is the new black.


Con ellos, Netflix se independiza también de los vaivenes que está sufriendo este mercado (cines, descargas ilegales, etc.).


Navegador Chrome

Como casi todo lo que hacía Google hace unos años, el lanzamiento del navegador Chrome estaba pensado para actuar de contrapeso del dominio de Microsoft en la red con Internet Explorer.


Con Chrome, Google ofreció una alternativa creada a su imagen y semejanza para navegar por internet. Rápido, con nuevas funcionalidades, gratuito y abierto a sus propios intereses.


Chrome es uno de los ejemplos de integración vertical más típicos en este sector. Aunque éste no viene sin puntos negativos.


En el momento en el que Google sacó Chrome, ya no tuvo el mismo interés por mantener las mismas funcionalidades en otros navegadores. Y es que la integración vertical siempre choca con los modelos horizontales, perjudicando con frecuencia a los usuarios.


Samsung y Tizen

Hemos hablado largo y tendido de la comoditización del smartphone y su impacto en la estrategia premium de Android, que precisamente es de lo que va la integración vertical.


Long story short, Android ha bajado las barreras de entrada para el mercado de smartphones al tratarse de un sistema operativo y servicios gratuitos que pueden utilizar y modificar cualquier fabricante que lo desee.


Por definición, la gama alta iba a verse afectada ya que tradicionalmente se apoya en la diferenciación de productos para generar mayores márgenes.


La creación de Tizen por parte de Samsung es uno de los ejemplos de integración vertical más llamativos por sus obvias intenciones de separarse de Android y la influencia de Google.


Con el sistema operativo Tizen, los coreanos quieren tener más poder de negociación ante Google y no depender por completo de ellos. Esta integración está muy influenciada por el exitoso ejemplo de Apple.


Como hemos visto antes, la integración completa de los de Cupertino es cara y obliga a entrar de lleno en todos los mercados en los que participa para poder tener alguna posibilidad al competir con ellos.


Sin embargo, la integración vertical no es tan fácil en el mundo real como parece. Tizen no cuenta con un ecosistema de apps y desarrolladores listo para competir con Android e iOS. Por lo que queda relegado a una segunda división.


Motorola y Nokia

La integración vertical de Motorola con Google fue, junto con la compra de Nokia por parte de Microsoft, una de las mayores operaciones de los últimos años en este campo.


Sin embargo, ninguna de las dos ha acabado cuajando.


Sabemos ahora que la de Motorola y Google fracasó y que el fabricante norteamericano pasó a manos de Lenovo.


En el caso de Nokia, es lógico pensar que las ventajas de su integración con Microsoft fueron los suficientemente atractivas para que Microsoft se hiciera con ella. Esto le proporcionaría control sobre su plataforma además de una parte del jugoso pastel del mercado de smartphones.


A pesar de sus esfuerzos y de su renovada estrategia con Windows 10, la adquisición de Nokia está convirtiéndose en un capricho muy caro para los de Redmond.


Estos dos ejemplos de integración vertical ponen de relieve lo complicado que es seguir esta estrategia. En mi opinión, la dificultad aumenta enormemente cuando implica la adquisición de una empresa de gran tamaño.


El choque cultural entre ambos grupos de empleados es un asunto complejo de manejar y que puede dar al traste por muchos recursos y dinero que se tengan.


Apple

Con seguridad, Apple es de los ejemplos de integración vertical más famosos del momento.


Su combinación de hardware, software y servicios es de sobra conocida. Pero hoy me gustaría centrarme en un aspecto concreto de su estrategia vertical: los chips de la serie A.


En un movimiento que ha demostrado tener una gran visión, Steve Jobs quiso que Apple contara con su propio equipo de diseñadores de chips.


En el año 2008 protagonizó la adquisición de PA Semi, una pequeña compañía situada en Palo Alto (de ahí lo de PA Semi) cuyo principal negocio era el diseño de chips bajo arquitectura ARM.


Es decir, diseñaban chips, no los fabricaban. De eso se encargaban sus clientes.


A diferencia de otras adquisiciones, este es uno de los ejemplos de integración vertical en el que se compra a una compañía relativamente pequeña. De esta manera, la integración del nuevo equipo y la asimilación de la cultura corporativa se producen con mayor rapidez.


La razón de que Apple comprara a esta compañía no era otra que la de contar con el mejor equipo humano capaz de diseñar chips de alto rendimiento y gran eficiencia energética a un coste menor.


Es algo curioso pero en esa época, Apple acababa de salir de la migración a los chips de Intel desde los PowerPC de Motorola y ya estaba planeando su propio departamento de diseño de chips.


Años después, Apple reforzó sus chips con las adquisiciones de Intrinsity en 2010 y Passif Semiconductors en 2013. En la actualidad, la compañía californiana ha utilizado el silicio de sus dispositivos como una forma de diferenciarse de sus competidores, al mismo tiempo que elevaba la apuesta a quienes quisieran competir con ellos en la gama alta de smartphones.


Diseñar un chip propio no es una tarea sencilla. Tampoco se soluciona con montañas de dinero ya que hace falta tener el talento adecuado, algo realmente escaso en este campo. Aún más importante, se necesita tener un producto con un precio elevado capaz de justificar todos los costes directos de desarrollo.


En la actualidad, los únicos fabricantes que cumplen estos requisitos son Apple y Samsung (que fabrica sus propios chips además de los de Apple).


Los esfuerzos de Apple se vieron recompensados en la forma del chip A4 que montaba el primer iPad. Desde entonces ha cumplido varios hitos importantes como el primer chip móvil de 64 bits (A7) y el chip A9X del iPad Pro, más rápido que el m-core de Intel del nuevo MacBook.


En la actualidad, los chips de Apple están tanto en el iPhone como en el iPad, iPod Touch, Apple Watch y Apple TV. En todas partes excepto en el Mac, que siguen siendo Intel.


Como puede verse, los ejemplos de integración vertical son numerosos pero no todos terminan con buen pie sus andanzas. Se trata de una estrategia arriesgada pero que si sale bien, tiene una gran recompensa.




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Published on November 25, 2015 22:00
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Eduardo Archanco
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