El primer intendente

Procedente de Chile, Gabriel Miguel José Antonio Benedicto Ignacio Raimundo de Avilés y Fierro, marqués de Avilés (su imagen a la derecha), asumió como virrey del Río de la Plata en 1799, a los 64 años de edad. No lo acompañó a Buenos Aires su mujer, Mercedes del Risco y Ciudad, quien pasó a Lima, ya que mucho no le entusiasmaba este inmenso baldío con pretensiones de ciudad.


Una de las grandes preocupaciones del virrey era el pésimo estado de las pocas calles (en la zona hoy llamada centro), verdaderos pantanos donde el tránsito era imposible en días de lluvia y en los que a veces se ahogaban los peatones. Dispuesto a encontrar una solución definitiva, resolvió completar las precarias obras de empedrado que se habían hecho hasta entonces.



Avilés convocó a un marino español que llevaba varios años en el Río de la Plata y que había demostrado capacidad para llevar adelante grandes proyectos complicados. Nos referimos a Martín Boneo y Villalonga, cuyo retrato al óleo acompaña este párrafo. Para evitar problemas, el virrey informó al Cabildo (cuerpo colegiado que cumplía funciones legislativas y judiciales) que nombraría a Boneopara que se ocupara del asunto. Sin embargo, el Cabildo tenía otros planes. El alcalde de primer voto, Francisco Antonio de Escalada (tío de Remedios), respondió que no le parecía nada buena la idea que un marino se ocupara del empedrado de la ciudad. Escalada y el Cabildo estaban convencidos de que un ingeniero o de vecinos con algo de experiencia en el área de la construcción podrían llevar adelante la tarea con mejores resultados.


Avilés cortó por lo sano. Creó el cargo de Intendente de Policía (que, a pesar de su nombre, realizaba más tareas vinculadas con la intendencia que con las del campo policial) y puso al frente a Martín Boneo, quien estuvo a la altura de las circunstancias y logró resolver el eterno problema de las calles anegadas.


Hace pocas semanas, se publicó el libro: “El Intendente olvidado de Buenos Aires” (Editorial Letemendía), cuyos autores, Martín Francisco Boneo y Juan Cruz Jaime, recorren la vida y obra (pública) de este funcionario y nos permiten saber que Buenos Aires tuvo su primer intendente porque en 1799 el tránsito era un serio problema, porque el estado de las calles era lamentable y también porque el virrey se llevaba mal con el Cabildo.

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Published on July 21, 2015 05:35
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Daniel Balmaceda
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