La silueta borrosa del monstruo cada vez estaba más cerca. Se arrastraba en su dirección sin titubear. Más y más cerca. El hombre tumbado sobre el césped tanteó a su lado y cogió las gafas para ponérselas. Todo se hizo más nítido. La oruguita se detuvo a centímetros de su nariz.
Published on March 03, 2015 09:49