Si no crees en los milagros nunca te sucederán. Por Emma Zinsky.

Si no crees en los Milagros, nunca te sucederán.

Hay que ponerse a  disposición de ellos  y dejarse ir.

 

EL CARIBE HA DERRETIDO TODA LA FRIALDAD POLAR DEL SOL DE MEDIANOCHE. Sigo tomando vodka finlandesa pero porque me gusta, allá estaba siempre borracha porque el crepúsculo no tenia fin. Después  de reencontrarme con la sopa de plátanos cuajada de mariquitas, el verde azul del mar y las miradas de los hombres atentos a los encantos de esta cubana  que siempre tiene ganas de algún repaso me siento renovada. OH, NO ( me suena a  adjetivo de la nueva trova) Quiero decir, mejorada  gracias a que, de nuevo, estoy entre los míos, que siempre es más fácil, al menos, para mí.

El miercoles 24 de noviembre viví el milagro de conocer a Zenaida Manfugás. La pianista concertista nacida en Guantánamo .

Después de escucharla hablar de su vida y de su obra despojada de esas" hipocresías innecesarias" como ella califica la forma en que nos tratamos entre cubanos agradecí  ser su compatriota. Ser afines en la esencia.

Como soy nueva en la ciudad no conozco a nadie. Gracias a Dios. Pero lo que sí sé es que en todas partes del mundo, las propinas y las donaciones son dádivas sujetas a la discreción de quien  las regala. Soy judía, estoy más dispuesta  a sacar la mano  del  bolsillo que  a meterla (cuando la meto es para ayudar a quien lo necesite de verdad),  así que cuando me detuvieron  en la puerta y me pidieron  una donación para no sé qué organización  (mínimo $10 dólares) me escurrí hacia la derecha interesada en una musaraña del techo y me senté al fondo del salón.

Después de esperar más de una hora y presenciar el circo de los abrazos  y los besos de Judas de todos los sexos y plumajes, apareció Zenaida con un andador que solo le servía de pretexto para mantenerse erguida . Esta mujer tiene un espíritu inquebrantable y eso se impone en la presencia, porque el físico no es más que la expresión del ser.

Su lucidez debe alimentar su soledad, además de la sensibilidad y de su talento.

ES UNA ARTISTA EXCEPCIONAL. Pone su arte a su altura, recién lavado de mojigaterías o divismos. Es una mujer exquisita en su sencillez, orgullosa de su buen hacer, agradecida de su madre-maestra que le enseñó todo,  y dispuesta a llamar a las cosas por su nombre, ajena a la intención de decir lo que se espera. Es una manera tan genuina de conducirse, sin obsevar ninguna regla, que asombra o en el peor de los casos, se malentiende.

Esta atenta al hecho en sí mismo, por eso no olvida ni los nombres ni las fechas, habla de la verdad, de lo que pasó. A la pobre Ana Viña sí que no le dejó pasar ni una, el ser madrina  del apogeo  le hizo perder las tablas más de una vez.

¿Cómo es posible que a una negra le digan que en la madre patria tuvo una excelente acogida? ¿Quién escribe esos textos, los organizadores del homenaje, los mismos que cobraban "la donación obligada en la puerta''?

La respuesta de la Manfugás fue brillante: "-Mi madre patria, señora, de qué madre patria hablamos, usted me ha mirado bien?

No quiero mostrar una simpatía adicional por Zenaida porque eso sería racismo al revés, pero esa mujer es auténtica. Supo recordar a los olvidados, a los verdaderamente grandes, a los injustamente homenajeados y celebrados.

A los cubanos nos tiene muy vistos, dispersos, racistas, patrioteros, etc y demás.

Y luego, cuando primero le pidieron que tocara y luego casi lo exigieron, después de saberse que acaba de pasar por una operación de corazón (una semana apenas) y a un mes de una esquemia cerebral, lo que ella misma explicó una y otra vez, parecía que hablaba en un idioma ininteligible para los demás. Zenaida llevó su video modesto, mickymouse como lo llamo yo; al final lo pusieron, como haciendo una concesión.  Y entonces se quedo quieta, escuchándose a sí misma, mientras la sala se vaciaba.

POR FAVOR, ESPERO QUE PONGAN EN EL HERALD LA ENTREVISTA  que le hicieron aquella noche.

Es una lección de rebeldía y honestidad que nadie debería perderse.

Y eso sí que seria un milagro en esta ciudad.

 

Emma Zinsky. Desde Miami.

(Gracias a la autora).

 

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