Juegos del yo
[image error]Javier Marías y Enrique Vila Matas son, como bien afirma José María Pozuelo, «dos de los autores españoles cuya obra posee mayor relieve artístico y un lenguaje narrativo original, con verdadera dimensión internacional». El presente volumen es un estudio de representaciones imaginativas o ficcionalizaciones del yo en Negra espalda del tiempo y Tu rostro mañana, de Marías, y Bartleby y compañía, El mal de Montano, París no se acaba nunca y Doctor Pasavento, de Vila-Matas, ambas, en última instancia, voces narrativas que se remontan a Todas las almas e Historia abreviada de la literatura portátil, respectivamente, como detalla Pozuelo.
El término figuración es uno de los mayores aciertos del ensayo. Pozuelo define el vocablo diferenciándolo nítidamente del concepto de autoficción. Ésta es una noción que se usa hoy de forma tan indiscriminada que, como apunta Pozuelo en su repaso de la historia y uso del neologismo, «amenaza con actuar como el bálsamo de Fierabrás, porque todos los remedios metateóricos cura». Frente a autoficción se propone figuración, término más general y más comprehensivo, pero, a la vez, más pertinente para el presente estudio porque, mediante un recorrido por la tradición onomasiológica y su vínculo con la idea del dibujo imaginativo, de fantasía de algo o su representación, desemboca en una voz personal pero no autobiográfica, una voz reflexiva cargada de ironía cervantina, que marca cierta distancia respecto del autor empírico, sin responsabilidad necesariamente testimonial. Entraña la construcción de un yo discursivo que es y no es el autor.
Estudio pioneroÉste es el yo que se dibuja a lo largo del trabajo, avalado por una erudición de la que se hace poco alarde, pero que nos conduce sagazmente desde Platón y Aristóteles hasta Doubrovsky y Derrida, pasando por Montaigne y Cervantes. Es un yo narrativo y reflexivo (ensayístico) bastante cervantino, con voz que pueda ser del propio autor, siendo de otro (del narrador). Así, lo que se vislumbra es que la figuración es una conciencia, una conciencia que no cesa y que lo abarca todo. Y ese estilo y voz de los narradores son tan digresivos como los del narrador de Marcel Proust, porque tanto Marías como Vila-Matas despliegan una escritura cuya forma es el resultado de una visión particular (de narradores y autores) y no de mera técnica; como remarcó el propio Proust sobre su estilo.
El estilo (digresivo) de ambos y sus figuraciones (como en Proust) nos sumergen en una mente que contempla el mundo en toda su complejidad, y cuyo deseo es intentar penetrar en la naturaleza o esencia de las cosas y las personas del mundo (de la novela y, si se quiere, por extensión, del mundo real). Como bien se desprende de este excelente y, en gran medida, pionero estudio de José María Pozuelo Yvancos, los meandros y juegos de la escritura y de las figuraciones del yo mariescos y vila-matianos (más escurridizos aún los de éste), y de los resultantes tapices que se disparan en muchas direcciones son emblemas del tema último de toda obra eminentemente moderna: el movimiento irregular de una mente particular en su esfuerzo por hacer inteligible y narrar su historia ..
ALEXIS GROHMANN
Abc Cultural, 13 de noviembre de 2010
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