03/ 11: S.H.I.E.L.D. BY STERANKO

Jim Steranko hace su entrada a S.H.I.E.L.D. cuando Nick Fury y sus muchachos ocupaban 11 páginas de cada número de Strange Tales, compartiendo revista con el Dr. Strange. Al prometedor pibe del semillero le dan bocetos de Jack Kirby para que los termine, y los primeros episodios son eso: Steranko laburando para que los bocetos de Kirby parezcan páginas dibujadas totalmente por Kirby. Para el cuarto episodio, Kirby se termina de desligar de la serie y ahí sí, lo dejan a Steranko dibujar y entintar él mismo las aventuras de Fury, que pasan a ser escritas por Roy Thomas. Muy de a poquito, Steranko se empieza a soltar, a despegarse del molde de Kirby. Elimina la clásica grilla de seis viñetas iguales, empieza a probar otros recursos en la narrativa y le canta “quiero retruco” al Rey a la hora de meter máquinas imposibles y efectos locos logrados con collages.
Al toque se va Thomas y Steranko se convierte en el primer autor integral de la “era moderna” de Marvel: escribe, dibuja y entinta unas cuantas sagas de S.H.I.E.L.D., con muchísimo texto y muchísimas peleas ridículas de Fury contra Hydra y contra mega-robots e hiper-villanos que parecen pensados para hacerle el aguante a Thor o a Hulk. ¿Cómo les gana el viejo Nick? ¿Cómo zafa de una y mil trampas imposibles? Mejor no preguntes. En el medio, Steranko reemplaza a los personajes secundarios que no le gustaban con otros nuevos, con bastante onda, y hasta arranca con la ilustre tradición de tener al Capi América como aliado recurrente de los espías liderados por Fury. Cuando el ídolo lleva ya varios números al frente de la serie, le empiezan a poner entintadores, algunos buenos y otros realmente desgarradores. Mientras tanto, Steranko sigue experimentando: descompone las viñetas como Bernie Krigstein, diseña los títulos de los episodios como Will Eisner y detona todo a la mierda cuando inventa la cuádruple splash-page. Su último episodio en Strange Tales es psicodelia pura, con un argumento incomprensible, fotos retocadas, efectos limadísimos con el color…
Y finalmente en Junio de 1968, el Tordo se queda solito al frente de Strange Tales y a Nick Fury le dan su propia serie, que arranca desde el número 1, obviamente con Steranko como guionista y dibujante. Esto, que supuestamente es el pico más alto tanto de S.H.I.E.L.D. como de Steranko, dura apenas cuatro números y se puede resumir así:
Número 1: Increíble. Steranko ya no quiere dibujar como Kirby ni aunque le inyecten LSD en el glande. Miles de trucos narrativos alucinantes, un villano nuevo muy atractivo, acción al palo, menos páginas sepultadas de globos y bloques de texto.
Número 2: UNA página brillante en medio de un argumento disparatado, al filo de la bizarreada sin pies ni cabeza. De nuevo bocha de texto y un entintador impresentable (Frank Giacoia) estropeando los lápices de Steranko.
Número 3: Una historia rarísima, que va para el lado del misterio gótico, casi sin acción, con mucho diálogo, un despliegue narrativo impresionante y un Dan Adkins muy inspirado en las tintas.
Número 4: Steranko no llega con la entrega y mandan un reprint.
Número 5: Vuelve el villano del primer número y de las 20 páginas, 15 son acción al palo. Efectos visuales del mega-carajo, recursos narrativos que en 1968 sólo se veían en algunos comics europeos de vanguardia y unas tintas de John Tartaglione que de nuevo deslucen groseramente al dibujo. Ah, el argumento no se llega a resolver. Se acaban las páginas, el villano se escapa y alguien dice “capaz que se muere y no rompe más las pelotas”. Fin. Vienen otros autores, Steranko se queda sólo a dibujar un puñado de portadas majestuosas y la serie se cancela un año después, en el n°18.
¿Por qué esto es un clásico? Porque por primera vez aparece un autor que se hace íntegramente cargo de una serie de la B y logra hacerla interesante. Y en la segunda mitad, al tipo se le ocurre cómo modernizar la estética de Kirby, cómo pegarle un upgrade que la acerca al pop art, a la vanguardia gráfica y pictórica de aquellos años lisérgicos y experimentales. Steranko le impuso a un personaje tercerón una impronta moderna, filosa, por ahí sin grandes logros a nivel de los guiones, pero con un impacto visual mucho más sofisticado que el del resto de los comic-books que se publicaban en ese entonces.
Perdón por la extensión de la reseña, esto ya parece una nota de la Comiqueando. Hay mucho más para desmenuzar, pero lo dejamos ahí…
Published on November 03, 2014 17:22
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