05/ 10: THE SMURFS ANTHOLOGY Vol.2

Por tercera vez en el año me siento a leer historietas de los Pitufos y esta vez es una dosis extra-large, porque este segundo tomo de Papercutz ofrece dos álbumes con historias cortas de los enanitos azules y una novela gráfica de Johan & Pirluit, la serie en la que Peyo nos mostró por primera vez a sus mega-taquilleras creaciones.
El primer álbum de Los Pitufos recopilado en la antología arranca con una historia clave: el origen y primera aparición de la Pitufina (Smurfette en inglés, Schtroumpfette en francés), quizás el personaje que más desentona en el contexto de esta serie. Y al leer detenidamente el guión nos encontramos con otro de esos casos de desfasaje de valores, de anacronismo ideológico, si se quiere. A mediados de los ´60, a Peyo e Yvan Delporte se les ocurrió que la forma perfecta para destruir la perfecta armonía de los Pitufos era meterle una minita a esta sociedad sin distinciones de género. Y lo hacen de modo muy heavy. El conjuro de Gargamel para darle vida a su “arma secreta” incluye un cerebro minúsculo, odio, codicia, mala leche, astucia, orgullo, busconería, descuidos, envidia, volatilidad, obstinación, mentiras, lengua de serpiente… entre otros ingredientes que pintan al género femenino como una verdadera maldición, capaz de traer las peores desgracias a este “mundo ideal” en el que sólo hay varones. Me parece que hoy ningún editor, ni de revistas para chicos ni de ningún otro tipo, aceptaría publicar una cosa así.
De todos modos la aventura funciona, cambia un toquecito el rumbo cuando van 20 de las 40 páginas, y está muy bien condimentada con chistes y peripecias, además de mostrarnos algunos sucesos realmente traumáticos para la aldea de los Pitufos. Ese primer tomo termina con otra aventura un toque espesa, las 20 páginas de The Hungry Smurfs, en la que una tragedia deja a los Pitufos sin provisiones para el invierno y, cagados de hambre, deben abandonar la aldea. El final es medio deus ex machina, pero hasta ese punto la historia se sostiene sobre un andamiaje dramático muy sólido y muy original.
El siguiente tomo nos ofrece tres historias de 20 páginas, bastante más livianitas. La primera es el típico plot de un elemento mágico fuera de control, que genera transformaciones bizarras muy graciosas y caóticas. El remate es sumamente efectivo y Peyo llega hasta ahí luego de una secuencia de tres páginas que son lo mejor de la historia. Después tenemos un nuevo plan de Gargamel para infiltrarse en la aldea, esta vez convertido en un pitufo trucho. El resultado es una comedia de enredos tranqui, con muchos momentos cómicos, en la que nunca se llega a sentir la sensación de peligro. Y la tercera está bastante estirada, podrían haber sido 10 páginas en vez de 20. El conflicto casi no existe y lo único notable es cómo, a partir de algo que le sucede al Pitufo Vanidoso, se suma un nuevo pitufo a una sociedad que no tiene previsto el crecimiento poblacional.
Y lo mejor del tomo, o lo que a mí más me gustó, es La Guerre des 7 Fontaines, una aventura de Johan & Pirluit de fines de los ´50, recoopilada en álbum en 1961, donde los pitufos aparecen por segunda vez, en apenas tres páginas de las 60 que tiene la obra. Esto está pensado por Peyo como una verdadera novela gráfica, por la extensión, por la complejidad del argumento y por la cantidad de viñetas por página. Acá también hay un volantazo muy marcado en la página 27, donde se resuelve el conflicto que disparó la trama y, de pronto, se plantea otro, mucho más interesante, que levantará muchísimo la tensión para un segundo tramo realmente memorable. Del slapstick más básico a la epopeya más espectacular, con intriga política, elementos sobrenaturales y un ritmo increíble, La Guerre des 7 Fontaines se la hiper-banca leída 55 años tarde.
No hay mucho para agregar acerca del dibujo, excepto que gracias a los excelentes textos que complementan esta edición me entero que las aventuras de los Pitufos editadas en álbum durante buena parte de los ´60 no son exactamente las que dibujaba Peyo en las páginas del semanario Spirou, sino que están en buena medida redibujadas por un equipo de asistentes, mientras el maestro avanzaba en la realización de otras historietas. Chapeau para estos soldados desconocidos, porque el arte en esas historias es magistral. Y lo de Peyo en las 60 páginas de Johan & Pirluit, glorioso. No tengo más material de los Pitufos pendiente de lectura, así que hasta acá llegamos con este clásico insumergible, que tanta alegría le dio a chicos, grandes y pitufos de varias generaciones.
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Published on October 05, 2014 10:14
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Andrés Accorsi
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