Cuando una gripa nos recluye en casa uno se mastica en pensamientos. Justo ahora me asaltó uno del que estoy convencido: uno no olvida a las personas que ha querido y que, por alguna razón, ya no están a nuestro lado. Simplemente pasa que su recuerdo, poco a poco, deja de doler. Y duele porque la ausencia de alguien a quien amas deja un vacío, sin importar las circunstancias que les separaron. Es inevitable. El que ya no está se convierte en una suerte de espectro que, al inicio, parece un demonio seductor que luego se torna más amigable. Con el tiempo, si acaso alguna imagen de quien has amado se atraviesa en tu camino sonríes y el pecho se infla como cuando le viste por primera vez. ¡Qué mejor que así sea! Que a quienes hemos querido permanezcan en la memoria, candorosos, como en el primer y definitivo encuentro.
Claro, también pasa que cuando uno tiene gripa piensa obviedades, pero ¿no será que lo evidente es lo más genuino? Vaya usted a saber.
Published on July 31, 2014 19:07