La música inundaba las calles, unas de las más despiertas de toda la ciudad a esas altas horas de la noche. Aún había gente en las colas para entrar a las discotecas a ahogar sus asuntos en alcohol y bailar dejando la razón fuera, para recogerla a la salida.
Entre algún tumulto de personas que se movían al son de canciones interminables, una pobre alma desamparada le pegaba un trago a lo que debía ser su octavo o noveno cubata con más alcohol que refresco. De vez en cuando, miraba a la pista d...
Published on November 03, 2013 16:32