03/ 07: LUPUS

En este voluminoso tomo, los genios de Astiberri recopilaron los cuatro volúmenes de Lupus, la obra que el ídolo suizo Frederik Peeters realizó entre 2002 y 2006. Peeters ya es una especie de fetiche de este blog, y se ganó ese dudoso privilegio al masacrarme las neuronas una y otra vez con obras extrañas y fascinantes, y un dibujo demasiado perfecto para ser real. En materia de dibujo, Peeters es un incuestionable, un monstruo sagrado, un artista quintaescencial, al nivel de los genios máximos que nos dio el Siglo XXI. Ves una página de Peeters y te convencés de que dibujar historietas es muy fácil, porque se ve la cancha, la soltura, esa conexión milimétrica entre las cosas que el suizo ve en su mente y lo que su mano lleva finalmente al papel. Lupus es uno de sus trabajos en blanco y negro, es decir que acá brilla a pleno su pincel y su gran equilibrio entre el espacio y la mancha. Y, como en todas sus obras, Peeters sorprende con su inmensa jerarquía a la hora de captar las expresiones faciales y el lenguaje corporal de sus personajes, elementos que se nota que están trabajadísimos.
En este trabajo, además, al tratarse de cuatro álbumes extensos (ninguno baja de las 92 páginas), Peeters trabaja con menos viñetas por página. Tiene páginas de 5, de 6, de 7 y nunca pasa el tope de las nueve viñetas por página, siempre enmarcadas en la clásica grilla de Watchmen, que le sirve al autor para controlar y ajustar el timing del relato en momentos de especial dramatismo.
Si creías (como yo) que el libro se llama Lupus porque Peeters iba a hablar de esa enfermedad espantosa, un poco para colgarse de las tetas del libro de David B. sobre la epilepsia, y que se venía un bajón importante, más heavy que el de Píldoras Azules, olvidate. Esta es una historia romántica ambientada en el futuro, con tecnología robótica, naves espaciales y cosas así, protagonizada por un muchacho llamado Lupus. La trama tiene una arista aventurera, algo similar a la que vimos ayer en Great Pacific: una de las co-protagonistas es Sanaa, una chica rebelde, hija de un poderoso magnate y capo de una mega-corpo, que no se afana millones de dólares, pero se escapa. Y su padre (al que nunca vemos) removerá cielo y tierra de varios planetas para recuperarla. Lupus y su viejo amigo Tony se toparán con esta chica y sus vidas cambiarán drásticamente. De eso se trata básicamente la novela: de cómo una persona te puede cambiar la vida.
Con la consigna en marcha, Peeters logra un clima espeso, parsimonioso, muy introspectivo, que avanza lento sin perder nunca el interés. Lo cual no es óbice para que el autor tome riesgos raros, difíciles de bancar, en muchos momentos del relato. Lo que a mí menos me convenció fue ese aluvión de flashbacks a la infancia de Lupus en la segunda mitad de la obra Sobre todo porque casi todos giran en torno a su relación con su mamá y al final, cuando pasan cosas importantísimas, el que aparece para dar una mano es el papá. Después me pareció arriesgada, pero banco a muerte, la forma en que Peeters resuelve el tema de los sicarios de la Corpo que vienen a buscar a Sanaa. Y me pareció muy loco los malabares que hace el suizo para no mostrar nunca lo que todos los lectores queríamos ver desde la página 18 del primer tomo, que es el garche entre Lupus y Sanaa.
Lo que más me gustó, claramente, fue la profundidad y la tridimensionalidad que le da Peeters a los protagonistas. Sin eso, la trama aventurera se caería a pedazos y la romántica perdería rápidamente el interés para convertirse en un histeriqueo entre pelotudos. Hay muchos más hallazgos, obviamente, en detalles que hacen a este mundo futurista, en personajes secundarios, en esas escenas medio oníricas, medio descolgadas con las que abre y cierra cada tomo. Estamos ante el laburo que consagró definitivamente a Peeters y es todo tan fuerte, tan asombroso, con una fusión tan atrapante entre dibujo y guión, que hay que ponerse muy en estrecha para discutirle algo a esta bestia. Me queda clarísimo que Peeters sabe imponer su impronta autoral incluso en trabajos como este, que a priori parecería más “de género” y ese es un mérito inmenso. El libro español es un tremendo masacote de más de 400 páginas y tapas duras, que debe salir un huevo y la mitad del otro. Los vale, te lo aseguro.
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Published on July 03, 2014 11:07
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Andrés Accorsi
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