En ocasiones la ficción y la realidad van de la mano, como un bonito cuento inexplicable.
Hace unos días, encontré una cría de gorrión en mi terraza, aturdida y mojada por las tormentas que sacudían el cielo de Zaragoza.
Todavía no podía volar y piaba constantemente.
Sus ojillos negros, llenos de miedo, me observaban como pidiendo ayuda.
Lo sequé, le dí de comer y de beber y lo cuidé con mucho mimo.
Hoy, finalmente, parece que el instinto se ha abierto camino y ha echado a volar, recuperado por completo.
Me alegré muchísimo y al mismo tiempo, me emocioné porque sabía que no solo había contribuido a salvarlo, sino porque le echaría mucho de menos.
Lo curioso de todo esto, es que en una de las novelas en las que he trabajado estos últimos meses, ocurría una escena completamente similar.
¡No podía creerlo!
A veces, la imaginación se funde con la realidad...
Published on June 24, 2014 08:52