Los demonios empiezan a agitarse

El otro día escuché de refilón, sin pretenderlo, una de esas conversaciones repletas de tópicos y lugares comunes. Todo un monumento a la necedad humana que comenzó con una queja sobre lo difícil que resulta encontrar trabajo y se deslizó casi inmediatamente hacia la supuesta competencia desleal de los emigrantes «que vienen aquí con una mano delante y otra detrás y nos quitan lo nuestro». Una sarta de memeces en la que no faltó la consabida: «yo no es que tenga nada contra los emigrantes, pero...», que suele esconder profundos y bien arraigados prejuicios. Pero lo más triste es que la conversación la mantenían dos chavales de poco más de veinte años. Y que no hacían más que reflejar la ola extremista que recorre Europa.
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Published on June 18, 2014 22:59
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