26/ 01: MUDMAN Vol.1

Si obviamos ese detalle, el resto es todo ganancia. Mudman tiene la magia del comic de superhéroes “de antes” y a la vez se ve y se lee como una historieta absolutamente moderna, actual. Grist elige con gran criterio darle los superpoderes basados en el barro a un pibe de 15 años, que va a la secundaria en un pueblito costero de Inglaterra en el que nunca hubo héroes y prácticamente no hay delitos. Owen Craig tendrá que descifrar qué le pasó a su cuerpo y cómo funcionan sus poderes mientras trata de zafar de los profesores, de que no lo surtan los bullies del colegio y de que le preste algo de atención Summer, la chica nueva del curso, responsable de su primera revolución hormonal.
Todo lo que recontra-garpó cuando Stan Lee y Steve Ditko nos contaron una historia muy parecida, pero con un pibe de Queens que recibía extraños poderes arácnidos, recontra-garpa acá, 50 años después. Con un agregado muy atractivo: una fina pátina de ironía. Owen y su amigo Newt leyeron muchos comics y al toque se dan cuenta de a quién le toca el rol de Flash Thompson, a quién el de Jimmy Olsen, y así. Para que Spider-Man estuviera cerca del peligro y la acción, a Stan Lee se le ocurrió que Peter Parker fuera fotógrafo de un diario. A Grist se le ocurrió algo mejor, más creíble: Owen es el hijo del comisario de este pueblito en el que la cana es una institución casi unipersonal.
En estos primeros cinco episodios, el autor nos presenta a los protagonistas, establece la dinámica entre ellos, nos muestra cómo Owen se convierte en Mudman y pone en marcha un subplot muy interesante, que por supuesto tiene que ver con los poderes que recibió nuestro héroe. En el medio hay un par villanos de segunda, un villano con potencial para jugar en primera, una vieja medio loca que seguramente será importante en algún futuro giro argumental y un posible mentor para Owen, que se ofrece a guiarlo en el uso de sus poderes. No es poco para menos de 140 páginas, en las que además tenemos un montón de situaciones más cercanas a la comedia, que son las que Grist ambienta en el colegio secundario del remoto pueblito de Burnbridge on the Sea. En estas secuencias, el autor se luce con un humor muy fresco, muy afilado, muy en sintonía con las boludeces que hacen y dicen hoy por hoy los chicos de 15 años.
Como pasa a menudo, nada de esto resulta relevante y todo queda en un lejano segundo plano cuando se agrega el dato de que tooodas estas páginas están dibujadas por el propio Paul Grist. Estamos hablando de uno de los artistas más atractivos, originales e influyentes de la historia del comic británico, una bestia del pincel, con un grafismo perfectamente reconocible y un sentido de la narrativa a prueba de balas. Tratá de explicar a Gabriel Bá, por poner un ejemplo, sin Paul Grist. No se puede, no hay forma. Grist, con más de 25 años de carrera a sus espaldas, se las ingenia para seguir sorprendiendo. Su manejo de los espacios en la viñeta y en la página es espectacular, el dinamismo, la agilidad que le imprime a sus personajes, los momentos que elige para desembarazarse de los fondos o incluso de los bordes de las viñetas, la expresividad que le da a los cuerpos y los rostros, hasta esa tipografía, en algún modo tributaria de la de Alex Toth, suma un montón. Y sin dudas hay que destacar el laburo del colorista, Bill Crabtree, que se complementa a la perfección con el dibujo del ídolo, muy pensado para funcionar como un relojito en blanco y negro.
Olvidate del grim´n gritty, olvidate de la estridencia, de los nabos que sobredibujan y llenan todo de rayitas, de los personajes de hace 75 años que van por el trigésimo séptimo reboot, olvidate de todo. Mudman es un comic de superhéroes, con machaca, poderes limados, buenos y malos, secretos planteados para develarse a largo plazo, pero sobre todo es un comic divertido, pensado para entretener, para que si tenés 15 años te identifiques con un protagonista copadísimo, y si no, la pases bien con una historia fluída, amena, que no se enrosca al pedo, que no se toma a sí misma demasiado en serio, y que además está dibujada como la hiper-concha de Dios por un Paul Grist prendido fuego. Ojalá se reactive YA la publicación, así sale pronto el Vol.2.
Published on January 26, 2014 14:19
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