Los niños son grandes lectores
Asomarse a la literatura infantil es una aventura maravillosa. Sobre todo cuando te topas con una colección como El Gato de la editorial Textofilia. El joven sello independiente realiza la labor titánica de no sólo “hacer” libros para niños, sino de apostar por historias (según reza al lugar común que aquí calza estupendamente) inteligentes.
Si se parte de la premisa ya aceptada de que los niños son lectores de pe a pa, se les respeta y se les proponen historias estimulantes y que refieren a circunstancias que viven cotidianamente en la casa, en la escuela, en la soledad de su cuarto, jugando con sus amigos. El bullying, la diversidad, el rechazo, los sueños o la fantasía derbordada convergen en esta colección cuyas novedades he podido revisar en estos días.
Entre lo primero que me llamó la atención fue, justamente, que sin caer en falsas pretenciones o una complejidad sin sentido, Textofilia no le tema a la abstracción visual o al jugueteo narrativo en sus libros. De ahí que la comunión ilustraciones y texto llegue a resultados afortunados. También en la factura de las publicaciones.
La abstracción va de libros como “Formas que aparecen” de Magali Lara (DF, 1956), quien adentra a los pequeños a un mundo en el que los dibujos (arte contemporáneo) nacen y se despliegan hasta torparse con palabras. Un transitar azaroso y estimuante. Algo similiar ocurre con “Donde nace el color. La gran aventura del panda” de Manuel García Melgar “Kopke” (DF, 1981), quien, desde la figuración, prescinde del lenguaje al seguir a un panda rechazado por ser sólo blanco y negro.
De ahí podemos saltar a títulos como “El sueño de un caracol” de Leonardo Fernández Borja “Nadieco” (DF, 1980), quien propone el relato de un especímen que prefiere el mundo onírico al real por su dificultad para hacer amigos. En aquel paraje de sueños, muy recurrente en la literatura para niños, todo puede pasar. Acaso encontrarte con una ciudad llena de brujas.
Es el caso de “Salón de horripilancias” de Ana García Bergua (DF, 1960). Leía este libro de la autora justo cuando se difundió la noticia de que ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2013 por “La bomba de San José”. Sólo comento esto para acentuar el reconocimiento a un libro rebosante de imaginación que propone una historia clásica con elementos muy contemporáneos. Brujas y “rockstars” son capaces de convivir en un relato con sus dosis de miedo y en el que nada es como se espera.
Ya para adolescentes, en la colección se pueden encontrar novelas como “El carnaval de los monstruos” de la francesa Anne-Sophie Brasme (1984), quien propone el encuentro de una chica fea, deforme, con un fotógrafo cuarentón con el que inicia un romance. Sensualidad y misterio se entretejen en una historia para jóvenes lectores que también podrán hallar resquicios de identificación.
(Texto para El Día, noviembre de 2013)


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