27/ 08: TROLLEY

Bueno, vamos a aflojar un poquito con la historieta argentina para meternos con la historieta chilena, a ver en qué andan los autores del país vecino, del que me traje una valija llena de libros cuando estuve en Abril. Vamos a mechar con comic yanki, manga, europeo, etc., pero se vienen varias semanas con mucha historieta chilena.
Y empezamos por la ciudad de Chile que a mí más me gusta, la mágica y cautivante Valparaíso. Acá, además de un montón de porteños que no saben qué es un piquete y nunca putearon a Macri, hay unos tranvías eléctricos llamados “trolley”, algo parecido al trolebús que tuvo Buenos Aires hasta que en los ´60 los colectivos se quedaron con todo. El trolley es una especie de orgullo de Valparaíso, tan parte de su patrimonio histórico como los majestuosos murales que adornan sus paredes, o como El Máscara, uno de los mejores boliches de música ochentosa del continente americano. Tan importante es este transporte público para los “porteños” que dos de ellos, Sebastián Castillo y Claudio Rocco, le dedicaron una breve novela gráfica de 47 páginas, apuntada al público infantil y financiada por el Estado.
Trolley es una especie de Cars, pero protagonizada por tranvías. El argumento es muy básico y se centra en una historia de amor imposible, al estilo Romeo y Julieta, entre un trolley llamado Lalo y una elevadora llamada Isabel. Como buena parte de Valparaíso está edificada sobre las laderas de las montañas, hay algunos elevadores, teleféricos, ascensores ccolectivos o como se llamen, para que la gente suba y baje de modo más sencillo que recorriendo las empinadas calles de las laderas. Lo cierto es que la trama es sumamente lineal, se explicita todo varias veces y la única sorpresa que se reserva el guionista Castillo es que finalmente Lalo e Isabel terminan mal. Bastante mal para una historieta infantil.
El dibujo de Rocco también es muy sencillo, pero aún así logra dos cosas difíciles: darles expresividad y onda a personajes que no tienen rasgos humanos, y retratar de modo muy fiel el maravilloso paisaje urbano de Valparaíso. Lamentablemente, lo tira un poco abajo el color, puesto a los santos pedos y con varios desaciertos. Ojo, no es horrible. Pero no está ni por casualidad a la altura del dibujo. La narrativa está muy bien cuidada, con un gran equilibrio entre escenas tranqui y escenas de acción, escenas mudas y escenas con mucho texto, splash pages y páginas de ocho cuadros, páginas con grilla widescreen y páginas con grillas verticales, grillas clásicas... Se nota claramente que Rocco es un buen lector de historieta y sabe buscar la planificación adecuada para cada secuencia, para potenciar desde allí la fuerza del guión y del dibujo.
Y bueno, nada más. Es una historia breve, y encima pensada en términos casi minimalistas, porque se supone que va a ser la primera historieta que lean muchos chicos. No la recomiendo demasiado a los adultos, excepto a aquellos que conocieron y amaron a Valparaíso. A mí, esos minutos de lectura me transportaron de nuevo a un lugar que me gustó muchísimo conocer, y sólo por eso Trolley me llegó y me mantuvo interesado hasta el final. Para opinar responsablemente sobre los méritos de Sebastián Castillo como guionista, necesitaría leer por lo menos una obra más.
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Published on August 27, 2013 13:51
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Andrés Accorsi
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