Cómo se siente una mujer
Este artículo no es mío. Lo reproduzco tal cual porque es uno de esos textos que hay que leer. Una reflexión cruda, desnuda, lúcida y valiente sobre una cuestión tan habitual, tan cotidiana, que pocas veces reparamos en ella. Me atrevo a decir que ni siquiera las mujeres, que la sufren, son muchas veces conscientes de esas mil sutiles máscaras bajo las que se esconde la violencia de género. El artículo original, Como se sente uma muller, pertenece a la autora brasileña Claudia Regina y fue publicado en la revista para hombres Papo de Homens el 22 de mayo de este año. La traducción la he conseguido en el blog de Matina. Las fotos son autorretratos de la autora, Claudia, incluidas en el artículo original. Pasó ayer. Salgo de aeropuerto. En un trayecto de diez metros solo veo
hombres. Taxistas fuera de los coches conversando. Funcionarios con
camisetas “¿Puedo ayudar?”. Un hombre con corbata, su maletín y el
móvil en la mano. Hombres diversos, esparcidos por esos diez metros de
camino. Al recorrer esos diez metros me siento como una gacela paseando
entre leones. Soy mirada por todos. Medida. Analizada. Mi cuerpo, mis
nalgas, mis senos, mi cabello, mis zapatos, mi barriga. Todos están
mirando.Pasó cuando yo tenía 13 años. Practicaba un deporte todos los días.
Salía del centro de entrenamiento y caminaba alrededor de dos cuadras
hasta la parada del bus a las seis de la tarde. Caminaba por el corredor
casi vacío al lado de una gran vía. De esas caminadas me acuerdo dos
momentos memorables de esta violencia urbana. Carros que pasaban más
lento a mi lado, y adentro se oía una voz masculina: “¡Estás buena!”.
Hombres solos que cruzaban el corredor, miraban para atrás y decían:
“Que delicia”. Yo tenía 13 años. Usaba pantalones largos, tenis y
camiseta. Ahora multiplique eso por todos los días de mi vida.
Sé que para los hombres es difícil entender como eso puede ser
violencia. Nosotras mismas, mujeres, nos acostumbramos y dejamos eso
así. Nosotras nos acostumbramos para poder vivir el día a día. Estos días estaba sentada en la playa viendo el mar y de él salió una
joven. Pasó por el lado de un tipo que le dijo algo. Ella se alejó y
caminó en dirección a mí. Le dije “Buenas noches”, ella respondió que el agua
estaba deliciosa y hablamos un poco. Le pregunté si el tipo le había
dicho alguna estupidez. Ella me dijo: “Sí, pero estamos tan
acostumbradas ¿Cierto? Ignoramos esas cosas automáticamente”.El privilegio es invisible. Para el hombre sólo es posible ver el
privilegio si hay empatía. Intente imaginar un mundo en el que, durante cinco
mil años, todos los hombres fueran subyugados, violentados, asesinados,
limitados, controlados. Intente imaginar un mundo en el que durante cinco mil
años, solo mujeres fueran científicas, físicas, jefes de policía,
matemáticas, astronautas, médicas, abogadas, actrices, generales.
Intente imaginar un mundo en el que durante cinco mil años ningún representante
de su género haya sido destacado, en la televisión, en el teatro, en el
cine, en el arte. En la escuela, usted aprende historia hecha por
mujeres, la ciencia hecha por mujeres, el mundo hecho por las mujeres.
En su texto “Una habitación propia”, Virginia Woolf describe por qué
sería imposible para una hipotética hermana de Shakespeare escribir de
forma genial como él. Woolf dice:
"Cuando leemos sobre una bruja siendo quemada, una mujer poseída por
demonios, una sabia mujer vendiendo hierbas [...] creo, que estamos
viendo a una escritora perdida, una poetisa anulada". [1]
Desde el inicio del patriarcado, hace cinco mil años, las mujeres no
tuvieron libertad suficiente para ser científicas o artistas. Woolf
explica:
"La libertad intelectual depende de cosas materiales. [...] Y las
mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino
desde el principio de los tiempos." [2]
(Para un análisis más completo recomiendo : “Um teto todo seu” deVirgínia Woolf: A produção intelectual e as condições materiais das mulheres.)Aunque el mundo esté en proceso de cambio, todavía existen menos
oportunidades y reconocimiento para que las mujeres y las minorías
ejerzan cualquier ocupación intelectual. Lectores de una página en
Facebook sobre ciencia todavía suponen que su autor es hombre y comentaristas de televisión no consideran las manifestaciones culturales que vienen de la favela como cultura de verdad.Es cierto: Hoy la vida es mucho mejor, principalmente para la mujer
occidental como yo. Pero, aunque soy una mujer libre y exitosa que vive
en una metrópolis cultural, todavía siento en la piel las consecuencias
de estos cinco mil años de opresión. Y si usted quiere ver esa
opresión, no necesita ir a los libros de historia. Solo tiene que
prender la televisión.
Rio de Janeiro, 2013. Una pareja es secuestrada en una van. Las secuestradoras se colocaron un strap-on
sucio, oliendo a mierda y moho, y violaron al muchacho. Todas ellas,
una a una, metían aquella picha enorme en el culo del joven, sin condón,
ni lubricante. La novia, pobrecita, intentó hacer algo, pero la ataron y
le dieron patadas y golpes.
Al ver la noticia, ¿usted se coloca en el lugar de la víctima (que
sufrió de las peores violencias físicas y psicológicas existentes) o en
el lugar del que vio? Naturalmente, cambié los géneros, la violencia real
pasó con una mujer. ¿Cuántas violencias sufro solo por ser mujer?
En la infancia no me dejaron ser scout por que eso no era cosa de
niñas. Fui violada a los ocho años (yo y por lo menos dos tercios de
las mujeres que conozco y que usted conoce sufrieron una violación y
probablemente no le contaron a nadie). Sufrí la adolescencia entera por
no comportarme de manera femenina. Por no tener senos. Por no tener
cabellos largos y lisos. Desde siempre tuve mi sexualidad reprimida por
mi familia, por la sociedad y por los medios. Cualquier cosa que hiciera
mal sería motivo para ser llamada de ociosa.
En uno de los primero empleos escuché que las mujeres no trabajan tan
bien porque son muy emocionales y sufren de síndrome premenstrual (SPM).
En otro empleo mi jefe me dijo que mi cabello estaba feo y me pagó un
salón de belleza para ir hacerme el blower y estar más presentable
para los clientes. Decidí que no quiero ser esclava de la depilación y
soy contemplada diariamente con asco cuando me pongo shorts o blusitas sin
mangas. He usado muchos maquillajes solo porque la televisión y la
publicidad muestran mujeres maquilladas, y por lo tanto es muy común
sentirnos feas de cara limpia. Usted, hombre, ¿sabe lo que es el
maquillaje? Hay un producto para dejar la piel homogénea, uno para
esconder ojeras, otro para esconder manchas, otro para dejar los
cachetes colorados, otro para destacar las cejas, otro para destacar las
pestañas, otro para colorear los párpados, otro para colorear los
labios. ¿Cuántas veces pasó usted tantos productos en la cara solo
porque su jefe o su "primer encuentro" lo van a ver feo con la cara
limpia?
Cuando estoy en el metro procuro un lugar seguro para evitar que alguien
me roce. ¿Usted hace eso? Cuando voy a reuniones de familia, me
preguntan por qué estoy tan flaca, y qué hice con el cabello y si
tengo novio. A mi primo le preguntan qué está estudiando y en qué está
trabajando. En la televisión, el 90% de las propagandas me denigran. Casi
ninguna película me representa o pasa el Test de Bechdel.
Todas las mujeres son mostradas con ropa sexy, igual que las heroínas
que se supone que deberían estar usando ropa cómoda para las batallas.
Las revistas me enseñan que el objetivo en la cama es agradar al hombre.
Mientras usted, hombre, comparaba su pene con el de sus amiguitos, a mí,
mujer, me enseñaban que masturbarse era muy feo y que si usaba faldas
cortas no me estaba dando a respetar. ¿Cuánto tiempo tardé en librarme de la represión sexual y convertirme en una mujer que le gusta follar? ¿Cuánto tiempo tardé en soltarme en la cama y
conseguir tener un orgasmo, mientras varias de mis compañeras continúan
preocupándose por si su pareja está viendo la celulitis o la grasa de
la cintura y por eso no consiguen llegar al orgasmo? ¿Cuánto tiempo
tardé en conseguir mirar una verga y follar con la luz prendida?
¿Cuántas veces escuché mientras conducía un “tenía que ser mujer”?
¿Cuántas veces usted molestó a alguien consuciendo y escuchó "tenía que ser hombre"?
Todo eso para, al final del día, ir a cenar a un restaurante y no
recibir la cuenta cuando yo la pido, pues desde hace cinco mil años soy
considerada incapaz. Y todo eso, ¡coño!, para escuchar que estoy
exagerando, que ya no existe el machismo.
Eso es un resumen de lo que sufro o corro el riesgo de sufrir todo el
día. Yo, mujer blanca, hétero, clase media. La negra sufre más que yo.
La pobre sufre más que yo. La oriental sufre más que yo. Pero todas
nosotras sufrimos del mismo mal: ningún país del mundo trata a sus mujeres tan bien como a sus hombres. Ninguno. Ni Suecia, ni Holanda, ¡ni Islandia! En todo el mundo
civilizado sufrimos de violencia, tenemos menos acceso a la educación,
al trabajo o a la política. En todo el mundo somos todavía hermanas de Shakespeare.
¿Y usted, lector hombre, cuando es abordado de forma hostil
por un tipo en la calle, piensa “por favor, no se lleve mi celular” o “por favor no
me viole”?
[1] Esta es una traducción literal del texto de Claudia Regina. La versión original de Virigina Woolf en inglés dice así: "When, however, one reads of a witch being ducked, of a woman possessed by devils, of a wise woman selling herbs, ... I think we are on the track of a lost novelist, a suppressed poet". Está disponible aquí.
[2] Texto tomado de la traducción al español del texto original de Virginia Woolf hecha por Laura Pujol disponible aquí.
La versión original en portugués dice así: “Liberdade intelectual
depende de coisas materiais. … E mulheres foram sempre pobres, não por
duzentos anos, somente, mas desde o início dos tempos."
hombres. Taxistas fuera de los coches conversando. Funcionarios con
camisetas “¿Puedo ayudar?”. Un hombre con corbata, su maletín y el
móvil en la mano. Hombres diversos, esparcidos por esos diez metros de
camino. Al recorrer esos diez metros me siento como una gacela paseando
entre leones. Soy mirada por todos. Medida. Analizada. Mi cuerpo, mis
nalgas, mis senos, mi cabello, mis zapatos, mi barriga. Todos están
mirando.Pasó cuando yo tenía 13 años. Practicaba un deporte todos los días.
Salía del centro de entrenamiento y caminaba alrededor de dos cuadras
hasta la parada del bus a las seis de la tarde. Caminaba por el corredor
casi vacío al lado de una gran vía. De esas caminadas me acuerdo dos
momentos memorables de esta violencia urbana. Carros que pasaban más
lento a mi lado, y adentro se oía una voz masculina: “¡Estás buena!”.
Hombres solos que cruzaban el corredor, miraban para atrás y decían:
“Que delicia”. Yo tenía 13 años. Usaba pantalones largos, tenis y
camiseta. Ahora multiplique eso por todos los días de mi vida.
Sé que para los hombres es difícil entender como eso puede ser
violencia. Nosotras mismas, mujeres, nos acostumbramos y dejamos eso
así. Nosotras nos acostumbramos para poder vivir el día a día. Estos días estaba sentada en la playa viendo el mar y de él salió una
joven. Pasó por el lado de un tipo que le dijo algo. Ella se alejó y
caminó en dirección a mí. Le dije “Buenas noches”, ella respondió que el agua
estaba deliciosa y hablamos un poco. Le pregunté si el tipo le había
dicho alguna estupidez. Ella me dijo: “Sí, pero estamos tan
acostumbradas ¿Cierto? Ignoramos esas cosas automáticamente”.El privilegio es invisible. Para el hombre sólo es posible ver el
privilegio si hay empatía. Intente imaginar un mundo en el que, durante cinco
mil años, todos los hombres fueran subyugados, violentados, asesinados,
limitados, controlados. Intente imaginar un mundo en el que durante cinco mil
años, solo mujeres fueran científicas, físicas, jefes de policía,
matemáticas, astronautas, médicas, abogadas, actrices, generales.
Intente imaginar un mundo en el que durante cinco mil años ningún representante
de su género haya sido destacado, en la televisión, en el teatro, en el
cine, en el arte. En la escuela, usted aprende historia hecha por
mujeres, la ciencia hecha por mujeres, el mundo hecho por las mujeres.
En su texto “Una habitación propia”, Virginia Woolf describe por qué
sería imposible para una hipotética hermana de Shakespeare escribir de
forma genial como él. Woolf dice:
"Cuando leemos sobre una bruja siendo quemada, una mujer poseída por
demonios, una sabia mujer vendiendo hierbas [...] creo, que estamos
viendo a una escritora perdida, una poetisa anulada". [1]
Desde el inicio del patriarcado, hace cinco mil años, las mujeres no
tuvieron libertad suficiente para ser científicas o artistas. Woolf
explica:
"La libertad intelectual depende de cosas materiales. [...] Y las
mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino
desde el principio de los tiempos." [2]
(Para un análisis más completo recomiendo : “Um teto todo seu” deVirgínia Woolf: A produção intelectual e as condições materiais das mulheres.)Aunque el mundo esté en proceso de cambio, todavía existen menos
oportunidades y reconocimiento para que las mujeres y las minorías
ejerzan cualquier ocupación intelectual. Lectores de una página en
Facebook sobre ciencia todavía suponen que su autor es hombre y comentaristas de televisión no consideran las manifestaciones culturales que vienen de la favela como cultura de verdad.Es cierto: Hoy la vida es mucho mejor, principalmente para la mujer
occidental como yo. Pero, aunque soy una mujer libre y exitosa que vive
en una metrópolis cultural, todavía siento en la piel las consecuencias
de estos cinco mil años de opresión. Y si usted quiere ver esa
opresión, no necesita ir a los libros de historia. Solo tiene que
prender la televisión.
Rio de Janeiro, 2013. Una pareja es secuestrada en una van. Las secuestradoras se colocaron un strap-on
sucio, oliendo a mierda y moho, y violaron al muchacho. Todas ellas,
una a una, metían aquella picha enorme en el culo del joven, sin condón,
ni lubricante. La novia, pobrecita, intentó hacer algo, pero la ataron y
le dieron patadas y golpes.
Al ver la noticia, ¿usted se coloca en el lugar de la víctima (que
sufrió de las peores violencias físicas y psicológicas existentes) o en
el lugar del que vio? Naturalmente, cambié los géneros, la violencia real
pasó con una mujer. ¿Cuántas violencias sufro solo por ser mujer?
En la infancia no me dejaron ser scout por que eso no era cosa de
niñas. Fui violada a los ocho años (yo y por lo menos dos tercios de
las mujeres que conozco y que usted conoce sufrieron una violación y
probablemente no le contaron a nadie). Sufrí la adolescencia entera por
no comportarme de manera femenina. Por no tener senos. Por no tener
cabellos largos y lisos. Desde siempre tuve mi sexualidad reprimida por
mi familia, por la sociedad y por los medios. Cualquier cosa que hiciera
mal sería motivo para ser llamada de ociosa.
En uno de los primero empleos escuché que las mujeres no trabajan tan
bien porque son muy emocionales y sufren de síndrome premenstrual (SPM).
En otro empleo mi jefe me dijo que mi cabello estaba feo y me pagó un
salón de belleza para ir hacerme el blower y estar más presentable
para los clientes. Decidí que no quiero ser esclava de la depilación y
soy contemplada diariamente con asco cuando me pongo shorts o blusitas sin
mangas. He usado muchos maquillajes solo porque la televisión y la
publicidad muestran mujeres maquilladas, y por lo tanto es muy común
sentirnos feas de cara limpia. Usted, hombre, ¿sabe lo que es el
maquillaje? Hay un producto para dejar la piel homogénea, uno para
esconder ojeras, otro para esconder manchas, otro para dejar los
cachetes colorados, otro para destacar las cejas, otro para destacar las
pestañas, otro para colorear los párpados, otro para colorear los
labios. ¿Cuántas veces pasó usted tantos productos en la cara solo
porque su jefe o su "primer encuentro" lo van a ver feo con la cara
limpia?
Cuando estoy en el metro procuro un lugar seguro para evitar que alguien
me roce. ¿Usted hace eso? Cuando voy a reuniones de familia, me
preguntan por qué estoy tan flaca, y qué hice con el cabello y si
tengo novio. A mi primo le preguntan qué está estudiando y en qué está
trabajando. En la televisión, el 90% de las propagandas me denigran. Casi
ninguna película me representa o pasa el Test de Bechdel.
Todas las mujeres son mostradas con ropa sexy, igual que las heroínas
que se supone que deberían estar usando ropa cómoda para las batallas.
Las revistas me enseñan que el objetivo en la cama es agradar al hombre.
Mientras usted, hombre, comparaba su pene con el de sus amiguitos, a mí,
mujer, me enseñaban que masturbarse era muy feo y que si usaba faldas
cortas no me estaba dando a respetar. ¿Cuánto tiempo tardé en librarme de la represión sexual y convertirme en una mujer que le gusta follar? ¿Cuánto tiempo tardé en soltarme en la cama y
conseguir tener un orgasmo, mientras varias de mis compañeras continúan
preocupándose por si su pareja está viendo la celulitis o la grasa de
la cintura y por eso no consiguen llegar al orgasmo? ¿Cuánto tiempo
tardé en conseguir mirar una verga y follar con la luz prendida?
¿Cuántas veces escuché mientras conducía un “tenía que ser mujer”?
¿Cuántas veces usted molestó a alguien consuciendo y escuchó "tenía que ser hombre"?
Todo eso para, al final del día, ir a cenar a un restaurante y no
recibir la cuenta cuando yo la pido, pues desde hace cinco mil años soy
considerada incapaz. Y todo eso, ¡coño!, para escuchar que estoy
exagerando, que ya no existe el machismo.
Eso es un resumen de lo que sufro o corro el riesgo de sufrir todo el
día. Yo, mujer blanca, hétero, clase media. La negra sufre más que yo.
La pobre sufre más que yo. La oriental sufre más que yo. Pero todas
nosotras sufrimos del mismo mal: ningún país del mundo trata a sus mujeres tan bien como a sus hombres. Ninguno. Ni Suecia, ni Holanda, ¡ni Islandia! En todo el mundo
civilizado sufrimos de violencia, tenemos menos acceso a la educación,
al trabajo o a la política. En todo el mundo somos todavía hermanas de Shakespeare.
¿Y usted, lector hombre, cuando es abordado de forma hostil
por un tipo en la calle, piensa “por favor, no se lleve mi celular” o “por favor no
me viole”?
[1] Esta es una traducción literal del texto de Claudia Regina. La versión original de Virigina Woolf en inglés dice así: "When, however, one reads of a witch being ducked, of a woman possessed by devils, of a wise woman selling herbs, ... I think we are on the track of a lost novelist, a suppressed poet". Está disponible aquí.
[2] Texto tomado de la traducción al español del texto original de Virginia Woolf hecha por Laura Pujol disponible aquí.
La versión original en portugués dice así: “Liberdade intelectual
depende de coisas materiais. … E mulheres foram sempre pobres, não por
duzentos anos, somente, mas desde o início dos tempos."
Published on June 03, 2013 07:30
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