¡Un millón de Infernos!
Si os habéis pasado estos días por una librería, seguro que ya lo habéis comprobado: Planeta acaba de inundar el país con un tsunami de Infernos. Casi literalmente, pues la propia editorial lo ha confirmado: ha sacado una primera edición de un millón de ejemplares. Sí, habéis leído bien: un millón. En papel. En plena era digital. Quizá Planeta sabe algo que el resto de los mortales no sabemos, quizá son los únicos que se han dado cuenta de que eso del libro electrónico es una broma de mal gusto sin futuro alguno. O quizá han decidido hacer caja a lo grande antes de que el libro digital les obligue a cerrar el chiringito...Mejor aviso: no he leído el libro de marras, ni tengo intención de hacerlo. Todavía me entran sudores fríos cada vez que recuerdo mi experiencia con El código da Vinci, que me derrotó cuando apenas había pasado de las cien primeras páginas. Suficiente para sentirme estafado por un autor que no duda en emplear los más burdos trucos del oficio para mantener la atención, aunque eso suponga considerar que el lector tiene una edad mental de tres años y una capacidad de discernimiento de dos. Claro que soy muy consciente de que en este país hay cientos de miles de personas que no solo han leído el famoso código y alguna que otra obra del mismo señor, sino que además las han disfrutado. Y también soy muy consciente de que si Planeta lanza una operación de un millón de libros, tiene la intención de salir beneficiada. Y habrá realizado los correspondientes estudios de mercado. Todo lo cual me deja con la boca abierta. Porque está claro que lecturas de este tipo tienen su tirón, exactamente igual que lo tienen las películas de Van Damme, por poner un ejemplo. Pero el agravio comparativo es tan... brutal que me deja pasmado. Porque la tirada media en España en 2011 fue de 1.657 ejemplares, lo que supone 998.343 ejemplares menos. Y porque, no nos engañemos, una inundación de tal calibre ocupa un tremendo espacio físico en las librerías que imposibilita visibilizar otros miles de libros. En datos de 2010, en el mercado editorial español hay 439.991 títulos vivos en el catálogo. Y las librerías tienen un espacio físico muy, pero que muy limitado. Si todas instalan pilas de Infernos, ¿qué espacio queda para los otros 439.990 títulos? Por no hablar de la siempre limitada capacidad económica (y el limitado tiempo de lectura) de los posibles compradores...Pero no se trata solo de un empobrecimiento general por homogeneización de la oferta. El problema es más grave. Porque este tipo de libros pueden entretener (si no buscamos un ocio de calidad), pero no son inocentes. Son como esos programas de telebasura que las cadenas defienden con la excusa eterna de las audiencias: si tienen muchos televidentes, léase lectores, son válidas. Ya. Pero, en el camino, se cargan la literatura y la capacidad para apreciar la literatura de generaciones enteras. Porque este tipo de obras (o programas) crean gusto. Educan el gusto. O lo destrozan.Creo que la literatura tiene una función que va más allá del entretenimiento: desde que vivíamos en cavernas, entendemos el mundo a través de las historias que nos contamos. Son las historias las que nos enseñan. Son las historias las que nos educan, las que modulan nuestros pensamientos y nuestra forma de ser, las que crean en nosotros el sentimiento de pertenencia a una tribu, a una cultura, a una sociedad, las que nos muestran el mundo y una ética. Por eso el lobo acaba en el río y Caperucita se salva. Por eso el héroe se ríe del traje invisible del rey. A través de las historias aprendemos a entender las reacciones humanas, los sentimientos, las pasiones y nuestra naturaleza íntima mucho mejor que si un psicólogo nos adoctrina durante cursos enteros con teorías o datos. La literatura nace como una justificación del hombre. Por eso creo que la novela no puede renunciar a la literatura. No puede caer en el simple entretenimiento, como si de un Gran Hermano pseudoliterario se tratase. Y no precisamente el de Orwell... Tras una novela debe haber ideas, pensamientos, una visión del mundo y una visión del hombre. Por eso, operaciones como la de este Inferno son muy, muy preocupantes. Aunque, sin duda, son perfectamente legítimas en tanto en cuanto las realiza una empresa privada que, como todas, busca solo busca su propio beneficio. La cuestión que me corroe, en todo caso, es de otra índole: ¿basta una operación comercial de este tipo, un millón de ejemplares expuestos en todos los puntos de venta imaginables, para triunfar? Si en vez de este libro fuera cualquier otro, ¿triunfaría igual? ¿Somos simples ovejitas a las que es tan fácil guiar? Os lo aseguro, me encantaría saberlo...
Published on May 25, 2013 02:06
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