04/ 05: JUDGE DREDD: DREDD vs. DEATH

The First Lunar Olympics y su secuela, War Games, comparten un mismo problema: demasiadas ideas sobre la mesa para historietas que deben resolverse en seis míseras páginas. Wagner desaprovecha conceptos, tira a la marchanta elementos muy interesantes que jamás podrá desarrollar en un espacio tan acotado, y eso es una verdadera pena. The Oxygen Board, con menos pretensiones y una paginita más, es un excelente unitario de ciencia-ficción, en el que el rol de Dredd es mínimo, pero donde se ve una buena idea muy bien ejecutada, con pequeñas pinceladas de caracterización para los “malos” y un final fuerte y sorprendente.
En The Face-Change Crimes, Wagner y Bolland cuentan otra vez con 7 páginas para desarrollar una historia y cumplen sin sobresaltos, a pesar de que la idea no es tan buena como en el unitario anterior. En el siguiente, The Fog, volvemos al principio: un argumento que daba para 24 páginas, comprimido en 6 y con sabor a poco. Le sigue The Forever Crime, también con ideas que daban... no sé si para 24, pero seguro para 12 páginas, muy comprimidas en 6. Y cerramos con Punks Rule!, otra historia que, al resolverse en 6 páginas, simplifica groseramente un argumento interesante y hace que Dredd liquide demasiado rápido a una amenaza que en las primeras páginas parecía mucho más grossa.
Pero vamos con Judge Death, una saga de 1980 a la que Wagner logra extender a... 15 páginas! Son tres episodios, pero de cinco páginas cada uno! Man, estás por presentarnos a un villano fundamental, al enemigo más grosso de Dredd, ¿y le dedicás 15 páginas?!? ¿En 15 páginas tenemos que conocer al villano, tenerle miedo, verlo capaz de ganarle al héroe y además verlo perder, y nos tiene que cerrar? No da ni ahí la cuenta, y menos cuando Wagner introduce en ese mismo arco a la Jueza Anderson, quien también se convertiría en un personaje recurrente en esta serie y hasta en protagonista de sus propias aventuras.
Al año siguiente, Wagner y Bolland deciden reunirse para una secuela, Death Lives!, y suman a un segundo guionista, el querido Alan “la Bruja” Grant. Esta vez, Judge Death no viene solo, sino con otros tres jueces de la dimensión oscura. ¿Dredd y Anderson contra cuatro criaturas monstruosas e hiper-poderosas en sólo 15 páginas? No, esta vez tenemos 30! Y una aventura bastante mejor planteada, con mucho desarrollo para Anderson, con escenas que meten miedo de verdad, y un final en el que –una vez más- Dredd resuelve todo con demasiada facilidad.
De todos modos, esto podría no tener guiones, o estar peor escrito que la más nefasta parodia porno de Sailor Moon, y aun así le sobraría chapa para ser considerado un clásico, simplemente por lo que pela Bolland en el dibujo. Varios años antes de que el maestro Len Wein lo sedujera (y en una de esas, abdujera) para sumarlo a las filas de DC, el dibujante británico ya daba unas cátedras memorables en estas breves y descontroladas historias. A sus anchas en el blanco y negro, la pluma de Bolland derrochaba sabiduría y talento en la creación de climas, en la acción, en las expresiones faciales, en los detalles de ropas, peinados y fondos y en la elección de los ángulos. Ya desde los primeros unitarios vemos planificaciones de página zarpadas y efectivas, y un gran equilibrio entre blancos y negros, respaldado por un muy buen criterio para aplicar las tramas mecánicas. Imposible quejarse porque Bolland dibujaba (de vez en cuando) seis páginas por semana, cuando cada viñeta tiene el laburo que le puso el prócer a cada una de estas.
De las 90 páginas de historieta que ofrece este libro, ponele que haya buenos guiones en la mitad y que el resto te deje con la incómoda sensación de que te están mezquinando algo. Por suerte, Bolland no mezquina absolutamente nada, sino que despilfarra imágenes majestuosas a lo largo de todo el libro: sagas, unitarios y portadas de la 2000 A.D., que se reproducen al fondo del recopilatorio. Si sos fan del maestro, seguro ya te tragaste sapos peores por seguirlo a todas partes. Y si sos fan de Judge Dredd, bueno, ojalá pronto se encuentre la cura para esa enfermedad. Mientras tanto, podés vivir de glorias pasadas (algo entiendo de eso, por ser hincha de Racing) y releer hasta el hartazgo estas cuasi-perlitas de Wagner, Grant y Bolland, que si bien llegarían más alto en otros trabajos, acá pusieron todo.
Published on May 04, 2013 13:51
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