17/ 03: SUPERMAN: KRYPTONITE

Esta vez la consigna era contar una historia del pasado de Superman, nada menos que su primer encuentro con la kryptonita y su primer contacto posta con la historia, la cultura y el trágico fin del planeta Krypton.
Cooke aclara desde el prólogo que va a hacer trampa a la hora de ceñirse a la continuidad, y efectivamente, la manosea más que a una borracha que está buena, en los reservados de un boliche, un sábado a las 5 AM. Si hojeás la historieta, así, superficialmente, vas a ver al Lex Luthor y a la Lois Lane de la continuidad de Man of Steel, en versiones muy fieles a las desarrolladas por John Byrne y Marv Wolfman. De hecho, hasta nos explican cómo obtiene Luthor la kryptonita para su famoso anillo. Hasta ahí, todo joya. Esto encajaría perfecto entre mediados y fines del primer mes de Superman como residente de Metropolis. Hasta que ves el Krypton que dibuja Tim Sale y a Jor-El con la vinchita y se va todo a la mierda. Ah, no! Perdón! Ya se había ido todo a la mierda al final del cuarto episodio, cuando aparece un robot de Clark Kent que interactúa con Superman y Jimmy Olsen, que se come el engaña-pichanga sin sospechar para nada que ahí había gato (o androide) encerrado! Ese truco berreta, oprobioso y digno de la época de Mort Weisinger no se podría haber hecho nunca en la etapa de Byrne y Wolfman, y sin duda es el punto más flojo de esta saga.
El resto del guión es entre muy bueno y excelente. Cooke entiende perfectamente a los personajes: nos brinda un Superman humano, creíble, vulnerable; una Lois sensual y astuta, un Luthor inescrupuloso e implacable, unos Ma y Pa Kent tiernos y queribles y un Jimmy Olsen con mucha, mucha chapa. El misterio de Tony Gallo, que anima buena parte de la trama, se resuelve de un modo totalmente inesperado: uno cree durante casi toda la obra que el recurso de Cooke de dejarle narrar parte de la historia en primera persona a un cacho de kryptonita es un giro retórico, una prosopopeya arriesgada pero efectiva. Sobre el final, el guionista ofrece un volantazo, una revelación impactante y una resolución insólita (y a la vez emotiva), de esas que cuando el que las firma es Alan Moore, nos quedamos boquiabiertos, atónitos, estupefactos y hablando maravillas durante años. Esta es la primera historia extensa que Cooke escribió para que la dibujara alguien que no fuera él mismo y la verdad es que demostró que no sólo es un crack como dibujante.
Y sí, uno se imagina Kryptonite dibujada por el propio Cooke y se derrite de la emoción. Sin embargo, el trabajo de Tim Sale es magnífico, con dos cosas que quiero destacar. La primera es obvia, y es lo bien que se complementa el trazo del dibujante con los colores del maestro Dave Stewart, el mago del photoshop al que tantas historietas vimos jerarquizar con su paleta. Acá el combo Sale-Stewart se ve afiladísimo en toda la obra, y estalla con sublime majestad en los flashbacks, en esos fragmentos virados a los colores opacos y combinados con el verde fluo de la kryptonita. En segundo lugar, en esta saga Sale se cura de su vicio más espantoso, ese que figura de modo omnipresente, conspicuo y molesto en las historietas que comparte con Jeph Loeb: la doble página con una sóla viñeta, esa especie de poster en la que aparecen una o dos figuras a tamaño gigante y algo parecido a un fondo para rellenar, a veces con bastante texto y a veces sin siquiera esa excusa. Esta vez hay que fumarse una sóla de esas doble splash, en el primer episodio, la primera vez que vemos a Superman en acción. Y en todo el resto de la saga, Sale aparece más contenido, ajustado a grillas más tranquis en las que no puede renunciar nunca a la narrativa para derrapar en el super poster. Pero la verdad que se lo ve muy cómodo tanto en las escenas intimistas como cuando explotan la machaca y la grandilocuencia. La escena de Superman casi ahogado en un río de lava, tratando de emerger de las profundidades de un volcán, es tan memorable como esos primeros planos de Lois, seductora y cautivante como pocas veces, o esas secuencias del crepúsculo en la granja de los Kent.
Si sos fan de Superman, no tengo dudas de que esta saga te va a emocionar. Si sos fan de Cooke o de Sale, también, vas a flashear. Y si no sos fan de ninguno de los tres, no sé si te recomiendo Kryptonite. Lo más probable es que no. Pero la pregunta es, ¿queda algún fan del comic que no sea fan de Darwyn Cooke?
Published on March 17, 2013 13:47
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