Autopublicar en Amazon, 2ª parte. No es plátano todo lo que reluce
La semana pasada, tras finalizar un proceso de información sobre la calidad literaria de 25 obras autopublicadas en Amazon, ofrecí en este blog mis conclusiones sobre el experimento. En dicha entrada, que llamé Autopublicar en Amazon. Oroparece, plátano es , dejaba claro que, mayoritariamente, la calidad de las novelas con las que me topé era mala, o muy mala, aunque salvaba unas pocas (6 autores de 23).
Recuerdo que, mientras preparaba el artículo, recibí una advertencia del Señor X: «se te van a echar encima», me dijo. «Lo sé», respondí yo.
En realidad, desconocía el alcance que mi entrada iba a tener.

De mi entrada se dijeron muchas cosas buenas. Aplaudo a quienes supieron analizarla y extraer lo positivo. Pero también, como es lógico, recibí comentarios negativos. Algunos cruzaron la línea de lo descabellado o lo absurdo. Llegué a leer notas tan peregrinas como aquéllas que dudaban que existiera mi buen X, o que me identificaban como el ejecutor de una oscura conspiración perpetrada por las editoriales, cuyo objetivo no era otro que el de hundir a los pioneros mártires de Amazon. Qué cosas…
Pero después de todo, el eco que tuvo una entrada como la que escribí me dio que pensar, y pese a que no he contestado a la mayor parte de lo que se dijo sobre ella, por respeto a la opinión de todos, sí he querido dejar por escrito la resolución que me llevo de este experimento.
Debo confesar, que pese a que en ningún momento dije –ni diré- los títulos de las novelas consultadas, me sorprende la cantidad de autores que parecieron incluirse en el, por llamarlo de algún modo, grupo de los suspensos. ¿Por qué? ¿Acaso nadie tuvo en cuenta, no ya a los 6 escritores cuya calidad me pareció aceptable, sino al extenso grupo que sin duda conforman las novelas no analizadas?
Damas y caballeros, propongo una reflexión: deténganse a pensar por qué una entrada crítica como la mía suscitó semejante reacción. No pertenezco a ningún bando enemigo, si es que existe alguno. Aunque publique en papel, Amazon me parece una herramienta excelente; tiene su lado bueno y sus defectos, pero ni siquiera yo descarto valerme de la autopublicación en algún momento. De hecho, antes de publicar mi artículo de la semana pasada, recomendé este medio a un compañero, un escritor de excelente calidad, a quien el portal podría aproximar a muchos lectores.

Pero por otra parte, denuncio una realidad constatable: el sistema de autopublicación necesita un filtro con urgencia. Cualquiera puede lanzar al mundo lo que le venga en gana, cobrando por ello y plantándole la etiqueta de novela. No me parece correcto, ni justo para los lectores, a quienes respeto y valoro por encima de todo.
Me he topado con obras pésimas, lo digo y lo repito, alto y claro. Algunas estaban tan mal escritas que quise comprobar la edad de su autor, por si me topaba con un quinceañero. Esto es lo que hay cuando uno cree que lo primero que escribe es una maravilla, o cuando falta un juicio profesional detrás de los manuscritos.
En este sentido, la mejor conclusión que pude sacar, y que repito en este artículo, es que los lectores son los únicos críticos de una obra que previamente no ha pasado ningún tipo de control. Así que, de nuevo reitero: leed el capítulo de muestra. No caigáis en el error de pagar sin saber con qué vais a toparos.
Published on September 27, 2012 01:09
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