-Bienvenida a mi palacio,- dije a Katrín invitándola a entrar en el piso al que me había mudado hacía pocos días.
-Gracias, su majestad,- respondió e hizo un guiño saludando con la cabeza.
Sonreí. Pensaba en la razón por qué me gustaba esta compatriota mía. No se tomaba la vida demasiado en serio. Sin embargo, era una chica con la que podría hablar en serio en el caso de necesitarlo. En los años que había vivido aquí en Barcelona no había hecho ningún esfuerzo para encontrar a mis compatriotas...
Published on May 28, 2012 03:01