Nosotros mismos nos buscamos los problemas


Recuerdo que hace diez años hubo una curiosa polémica entre algunos apologetas católicos sobre si Dios castiga o no castiga. Recuerdo que pensé que era una controversia absurda y extrañísima. A fin de cuentas, la Escritura dice multitud de veces que Dios castiga y lo mismo ha hecho la Iglesia durante dos milenios. A pesar de ello, diversos apologetas defendían obstinadamente lo contrario, sordos a cualquier argumento.


Poco a poco, me fui dando cuenta de dónde estaba el problema: toda una generación de cristianos se ha educado en libros de espiritualidad, tratados de Teología, homilías, traducciones bíblicas y lecturas y oraciones litúrgicas que, sistemáticamente, evitan las enseñanzas “duras” o “difíciles” de la doctrina católica. Por ejemplo, a numerosos traductores de la Biblia no les gusta la palabra “castigo” y la sustituyen por otras más suaves a oídos modernos. Por muy buena intención que tuvieran muchos de esos apologetas, era inevitable que la idea de los castigos de Dios y muchas otras enseñanzas difíciles les resultaran ajenas, imposibles o incluso ofensivas: nunca habían oído hablar de ellas.Leer más... »

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 05, 2025 23:44
No comments have been added yet.