1. fg

A lo largo de un tiempo reciente, no he escrito más que notas, generalmente transcritas de voz a texto, sin editar, de modo que, sin alteraciones, todavía permanecen preservadas en bruto en el interior de un software de mi teléfono y de mi ordenador. Puedo leer por encima, para no sentir vergüenza y lo hago, aunque también salto de línea y con frecuencia leo las entradas en diagonal porque la mayoría carecen de sentido o no entiendo qué quería expresar en ese momento. En las notas de este año, antes de primavera, escribí: “Es extraño estar escribiendo, casi golpeando las teclas, sacudiendo el polvo del teclado”. Hoy parece aquel día, y aquel día, cualquier otro del año anterior, delante de esta pantalla de luz, con el cursor parpadeando, en la que no consigo escribir nada más que una entrada tras otra.

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Tengo la sensación de que esta escritura que-no-es es la única que puedo invocar cuando me siento frente una página en blanco.