Ascensión y entronización de Jesús. Fiesta de la Ascensión. Ciclo C.

Un peligro que conviene evitar 

            De las tres lecturas de esta fiesta,dos son fáciles de entender: los dos relatos de la Ascensión escritos por Lucasal final del evangelio y al comienzo del libro de los Hechos; en cambio, lacarta a los Efesios puede resultar un galimatías casi ininteligible. Corremosel peligro de pasarla por alto, aunque es la que da el sentido de la fiesta.Ascensión y entronización son las dos caras de la misma moneda.

Una sola cadena de televisión condos visiones muy distintas

            Los dos textos principales de lamisa de hoy (Hechos de los Apóstoles y evangelio de Lucas) se prestan a unainterpretación muy simplista, como si el monte de los Olivos fuese una especiede Cabo Cañaveral desde el que Jesús sube al cielo como un cohete. Cualquiercadena de televisión que hubiera filmado el acontecimiento habría ofrecido lamisma noticia, aunque hubiera variado el encuadre de las cámaras.

            En este caso solo hay presente unacadena de televisión: la de Lucas. Los otros evangelistas no cuentan lanoticia. Pero Lucas ha elaborado dos programas sobre la Ascensión, uno en elevangelio y otro en los Hechos, y cuenta lo ocurrido de manera muy distinta,con notables diferencias. Eso demuestra que para él lo importante no es elhecho histórico sino el mensaje que desea transmitir. Tanto el evangelio comoHechos podemos dividirlos en dos partes: las palabras de despedida de Jesús yla ascensión. Para no alargarme, omito la introducción al libro de los Hechos.

Palabrasde despedida de Jesús

            En el evangelio, Jesús dice a los discípulos que su pasión, muerte y resurrección estabananunciadas en las Escrituras (“Así estaba escrito” se refiere a los librosatribuidos a Moisés y los profetas). Por consiguiente, lo ocurrido no debeescandalizarlos ni hacerles perder la fe. Todo lo contrario: deben predicar lapenitencia y el perdón a todos los pueblos. Para llevar a cabo esa misiónnecesitan la fuerza del Espíritu Santo, que deben esperar en Jerusalén.

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará deentre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y elperdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando porJerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padreha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de lafuerza de lo alto.»

            En el libro de losHechos se repite lo esencial, esperar al Espíritu Santo,pero se añaden dos temas: la preocupación política de los discípulos y la ideade ser testigos de Jesús en todo el mundo (cosa que en el evangelio sólo seinsinuaba).

             Una vez que comían juntos, lesrecomendó:

            - «Noos alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de laque yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotrosseréis bautizados con Espíritu Santo.» 

            Elloslo rodearon preguntándole:

            -«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»

            Jesúscontestó:

            - «Noos toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecidocon su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréisfuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hastalos confines del mundo.»

La ascensión: dos relatos muy distintos

            Versión del evangelio

Después los sacó hacia Betania y, levantandolas manos, los bendijo . Y mientras losbendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellosse postraron ante él  y sevolvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templobendiciendo a Dios.

            Versión de Hechos

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que unanube se lo quitó de la vista . Mientras mirabanfijos al cielo , viéndolo irse , se lespresentaron dos hombres vestidos de blanco , que lesdijeron: - «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismoJesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis vistomarcharse.» 

ü                          En el Evangelio, Jesúsbendice antes de subir al cielo (en Hch, no).

ü                          En Hechos una nube oculta aJesús (en el evangelio no se menciona la nube).

ü                          En el evangelio, losdiscípulos se postran (en Hch se quedan mirando al cielo).

ü                      En Hch se les aparecen dospersonajes vestidos de blanco que les anuncian la segunda venida de Jesús. Elevangelio no dice nada de esto.

ü                      La vuelta a Jerusalén, dondeestán siempre en el templo alabando a Dios (Evangelio), coincide en parte conlo que cuentan los Hechos: en Jerusalén permanecen en oración “con María, lamadre de Jesús”. (Pero esto no se lee).

            Dadas estas diferencias, queda claro que Lucas nopretende contar lo ocurrido con toda fidelidad. Más bien está invitando allector a prescindir de los datos secundarios y fijarse en el mensaje quepretende transmitir.

            Esto no es fácil, porque la idea de la ascensión resultachocante al lector moderno por dos motivos muy distintos: 1) no es un hecho quehayamos visto; 2) se basa en una concepción espacial puramente psicológica(arriba lo bueno, abajo lo malo), que choca con una idea más perfecta de Dios.

            Precisamente por esta línea psicológica podemos buscar laexplicación. Desde las primeras páginas de la Biblia encontramos la idea de que una persona devida intachable no muere, es arrebatada al cielo, donde se supone que Dioshabita. Así ocurre en el Génesis con el patriarca Henoc, y lo mismo se cuentamás tarde a propósito del profeta Elías, que es arrebatado al cielo en un carrode fuego. Interpretar esto en sentido histórico (como si un platillo volantehubiese recogido al profeta) significa no conocer la capacidad simbólica de losantiguos.

            Sin embargo, existe una diferencia radical entre estosrelatos del Antiguo Testamento y el de la ascensión de Jesús. Henoc y Elías nomueren. Jesús sí ha muerto. Por eso, no puede equipararse sin más el relato dela ascensión con el del rapto al cielo.

            La explicación hay quebuscarla en la línea de la cultura clásica greco-romana, en la que se mueveLucas y la comunidad para la que él escribe. También en ella hay casos depersonajes que, después de su muerte, son glorificados de forma parecida a lade Jesús. Los ejemplos que suelen citarse son los de Hércules, Augusto,Drusila, Claudio, Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Estos ejemplos confirmanque los relatos tan escuetos de Lucas no debemos interpretarlos al pie de laletra, como han hecho tantos pintores, sino como una forma de expresar la glorificación de Jesús. El final largodel evangelio de Marcos subraya este aspecto al añadir que, después de laascensión, Jesús “se sentó a la derecha de Dios”. Y esto es lo que afirmatambién la Carta a los efesios.

No Ascensión, sinoentronización (2ª lectura: Efesios 1,17-23 )

            Lacarta a los efesios no habla de la ascensión. Pasa directamente de laresurrección de Jesús al momento en que se sienta a la derecha de Dios y todoqueda sometido bajo sus pies. Por desgracia, la parte final, que es la másrelacionada con la fiesta, y la más clara, está precedida de una oración tanrecargada que resulta confusa. La idea de fondo es clara: Dios nos ha concedidotantos favores y tan grandes (vocación, herencia prometida en el cielo,resurrección) que resulta difícil entenderlos y valorarlos. Igual que nossentimos abrumados por la inmensidad del universo, no logramos comprender lomucho que Dios ha hecho y hace con nosotros. Por eso pide “espíritu desabiduría”, “conocimiento profundo”, que Dios “ilumine los ojos de vuestrocorazón”. Y para aclarar la grandeza del poder que actúa en nosotros, habla delpoder con que resucitó a Cristo y lo sentó a su derecha, sometiendo todo bajosus pies.

Hermanos que el Dios denuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu desabiduría que os revele un conocimiento profundo de él; que ilumine los ojos devuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál lariqueza de la gloria de su herencia otorgada a su pueblo y cuál la excelsagrandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, según la fuerza de supoderosa virtud, la que ejerció en Cristo resucitándolode entre los muertos, sentándolo a su derecha en los cielos por encima de todo principado, potestad, autoridad, señorío y de todo lo que hay en estemundo y en el venidero; todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyócabeza de la Iglesia por encima de todas las cosas; la Iglesia es su cuerpo, laplenitud de todo lo que existe.

Resumen

            Ante la ascensión no debemos tenersentimientos de tristeza, abandono o soledad, al estilo de la Oda de fray Luisde León (“Y dejas, pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, consoledad y llanto…”). Como dice el evangelio, la marcha de Jesús debe provocaruna gran alegría y el deseo de bendecir a Dios. Porque lo que celebramos es sutriunfo, como demuestran los textos de la cultura greco-romana en los que seinspira Lucas y subraya la carta a los Efesios. Viene a la mente la imagen delacto de fin de carrera, cuando el estudiante recibe su diploma y la familia yamigos lo acompañan llenos de alegría.

            Al mismo tiempo, las palabras dedespedida de Jesús nos recuerdan dos temas capitales: el don del EspírituSanto, que celebraremos de modo especial el próximo domingo, y la misión “hastael fin del mundo”. Aunque estas palabras se refieren ante todo a la misión delos apóstoles y misioneros, todos nosotros debemos ser testigos de Jesús encualquier parte del mundo. Para eso necesitamos la fuerza del Espíritu, y esoes lo que tenemos que pedir.

La ascensión en la cultura greco-romana.

            Porsi a alguno le interesa, copio los textos clásicos.

Tito Livio a propósito de Rómulo: “Llevadas a caboestas empresas inmortales, en una ocasión en que asistía a una concentraciónpara pasar revista a las tropas en un campo junto a la laguna de la Cabra[campo de Marte], se desató de golpe una tempestad con gran fragor de truenos yenvolvió al rey en una nube tan densa que los reunidos no podían verlo; después,ya no reapareció Rómulo sobre la tierra…. Según los senadores que estaban depie a su lado, había sido arrebatado a las alturas por la tempestad. Luego,todos a la vez saludan a Rómulo como dios hijo de un dios, rey y padre de laciudad de Roma. Tengo entendido que no faltaron tampoco quienes, en voz baja,sostenían que el rey había sido despedazado por los senadores con sus propiasmanos, pues también esta versión circuló, aunque muy soterrada; la otra versiónfue consagrada por la admiración hacia aquel personaje y por el miedo que sedejaba sentir.

Le añadió además credibilidad, dicen, la habilidad deun solo individuo. Próculo Julio, hombre de peso según dicen, aunque avalase unacontecimiento fuera de lo común, se presenta a los reunidos y dice: “Quirites,Rómulo, padre de esta ciudad, al rayar hoy el alba ha descendido repentinamentedel cielo y se me ha aparecido. Al ponerme en pie, sobrecogido de temor,dispuesto a venerarlo, rogándole que me fuese permitido mirarle cara a cara, meha dicho: ‘Ve y anuncia a los romanos que es voluntad de los dioses que mi Romasea la capital del orbe; que practiquen por consiguiente el arte militar; quesepan, y así lo transmitan a sus descendientes, que ningún poder humano puederesistir a las armas romanas.’ Dicho esto -dijo-, desapareció por los aires.»Es sorprendente el crédito tan grande que se dio a aquel hombre al hacer estacomunicación y lo que se mitigó, entre el pueblo y el ejército, la añoranza deRómulo con la creencia en su inmortalidad” (Aburbe condita 1,16).

A propósito de Hérculesescribe Apolodoro en su Biblioteca Mitológica: “Hércules... se fue almonte Eta, que pertenece a los traquinios, y allí, luego de hacer una pira,subió y ordenó que la encendiesen (...) Mientras se consumía la pira cuenta queuna nube se puso debajo, y tronando lo llevó al cielo. Desde entoncesalcanzó la inmortalidad...” (II, 159-160).

Suetonio cuenta sobreAugusto: “No faltó tampoco en esta ocasión un expretor que declaró bajojuramento que había visto que la sombra de Augusto, después de la incineración,subía a los cielos” (Vida de los Doce Césares, Augusto, 100).

Drusila, hermana deCalígula, pero tomada por éste como esposa, murió hacia el año 40. EntoncesCalígula consagró a su memoria una estatua de oro en el Foro; mandó que laadorasen con el nombre de Pantea y le tributasen los mismos honores que aVenus. El senador Livio Geminio, que afirmó haber presenciado la subida deDrusila al cielo, recibió en premio un millón de sestercios.

De Alejandro Magno escribeel Pseudo Calístenes: “Mientras decía estas y otras muchas cosas Alejandro, seextendió por el aire la tiniebla y apareció una gran estrella descendente delcielo hasta el mar acompañada por un águila, y la estatua de Babilonia, quellaman de Zeus, se movió. La estrella ascendió de nuevo al cielo y la acompañóel águila. Y al ocultarse la estrella en el cielo, en ese momento se durmióAlejandro en un sueño eterno" (Libro III, 33).

Con respecto a Apolonio deTiana, cuenta Filóstrato que, según una tradición, fue encadenado en un templopor los guardianes. “Pero él, a medianoche se desató y, tras llamar a quieneslo habían atado, para que no quedara sin testigos su acción, echó a correrhacia las puertas del templo y éstas se abrieron y, al entrar él, las puertasvolvieron a su sitio, como si las hubiesen cerrado, y que se oyó un griterío demuchachas que cantaban, y su canto era: Marchade la tierra, marcha al cielo, marcha” (Vidade Apolonio de Tiana VIII, 30).

Sobre la nube véase tambiénDionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma I,77,2: “Y después dedecirle esto, [el dios] se envolvió en una nube y, elevándose de la tierra, fuetransportado hacia arriba por el aire”.

 

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Published on May 29, 2025 00:29
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José Luis Sicre
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