por Paulo Coelho
El joven dijo al abad del monasterio de Melk:
– Me gustaría mucho ser un monje, pero no he aprendido nada importante en la vida. Lo único que me enseñó mi padre fue a jugar al ajedrez, que no sirve para la iluminación. Además, aprendí que cualquier juego es un pecado.
– Puede ser un pecado pero también puede ser una diversión, y quien sabe si este monasterio no está necesitando un poco de ambos – fue la respuesta.
El abad pidió el tablero de ajedrez, llamó a un...
Published on December 17, 2009 09:34